VidaPlena

viernes, 9 de septiembre de 2016

La Busqueda

Querido amigo, permíteme comenzar con un poema de Rumi[1]

“Viví en el mundo de la locura queriendo conocer razones llamando a la puerta, la puerta se abre,
estaba llamando desde adentro.”

En este post vamos a charlar sobre este tema que nos preocupa a todos, aunque la mayoría lo experimente en forma inconsciente.
Desde que empezamos nuestro andar por los senderos de nuestras experiencias vitales iniciamos una búsqueda para entender el mundo y lo que nos rodea, a medida que crecemos nuestro interés se va ampliando pues esta mayor comprensión genera nuevas preguntas que tratan de ser respondidas, nuestras experiencias de convivencia generan imágenes de referencia e interpretación que conforman lo que denominamos la realidad, en verdad “nuestra realidad”.

Sentimos un ansia irrefrenable de saber, y para satisfacerla preguntamos a mamá y a papá, a la maestra, a personas autorizadas y buscamos libros sobre el tema en cuestión, luego en internet que nos orienten sobre ese tema en cuestión.
Tenemos muchas preguntas y algunas de ellas son respondidas en parte o no, o son resueltas por los medios que utilizamos, y nos quedamos con la angustia del vacío.

El hecho de que busquemos en el exterior lo que calmaría nuestra ansiedad hace que nuestros descubrimientos no terminen nunca de satisfacernos completamente, buscamos y buscamos, queremos reconocimiento, éxito, prosperidad, salud, felicidad, realización personal,  llenar nuestra soledad, calmar nuestro miedo, etc., etc. y cuando obtenemos alguna de estas cosas, por ejemplo, éxito, la plenitud y felicidad dura poco pues una vez acostumbrados a esta situación empezamos a sentir que algo nos falta, buscamos nuevos retos y actividades para nuestra vida sin darnos cuenta que a cada paso llenamos un agujero sin fondo, pues estamos vacíos, lo sentimos normalmente en forma inconsciente.
Volvamos sobre la frase anterior, en esta era de la comodidad, el lujo y lo material nos produce una gran insatisfacción y un gran vacío interior.

Cuantas veces pensamos a lo largo de nuestra existencia que la vida que estamos viviendo no es aquella que deseábamos vivir.
Entonces un cierto día soñamos con romper con todo y ser otra persona, ese YO interno que nunca vio la luz, y empezamos a buscar respuestas, soluciones y nuevos caminos en el exterior.

¿Pero debemos preguntarnos y.… si las respuestas, las soluciones y nuevos caminos están en nuestro interior?


Decía Oscar Wilde: “Lo menos frecuente en este mundo es vivir, la mayoría de la gente solo existe...”

Aquí podemos remitirnos a la primera parte del poema de Rumi: “Viví en el mundo de la locura queriendo conocer razones llamando a la puerta...”
Quien no se ha preguntado en algún momento de su vida, si la vida que ha construido es la adecuada, si se parece en algo a la vida que un día soñó vivir y en ese intervalo de silencio que deja la pregunta, la mayoría de las veces sin tener la respuesta la angustia nos invade debido a que el centro desde donde se emite la pregunta es errado. Ese centro que está basado en el ego nos dice: ¿Qué hice yo para merecer esto?, si nos tornamos un poco más reflexivos podemos empezar a preguntar: ¿Es la vida la que se ensaña conmigo o soy yo el responsable de todo lo que me ocurre?, pero siempre nos queda la duda, no tenemos claridad en los conceptos que se presentan empañados.
Ese sentimiento es el ego, esa falta de respuesta es el ego, y como vivimos desde el ego relacionándonos con los demás, desde ese lugar, a poco de profundizar vemos que cada vez son más los seres humanos que se sienten vacíos, y como la relación con nosotros mismos, con nuestros amigos, con nuestro entorno laboral y nuestra estabilidad emocional son los pilares sobre los que se sustenta toda nuestra vida que por lo general oscila entre la insatisfacción y la satisfacción, pero nunca plenitud.

Tendríamos que empezar a mirarnos en vez de mirar afuera, dedicar tiempo para la reflexión, la meditación, empezar a transitar el sendero que lleva a nuestro interior, allí nos encontraríamos y como dice Hugman Rishi[2]: “Mundos infinitos vienen y van en la vasta extensión de mi conciencia, son como motas de polvo que bailan en el destello de luz que brilla a través de un agujero en mi techo “.

La situación es saber qué estamos buscando, la mayoría ni lo intuye, tengo para mí que lo que debemos hacer es reconectarnos con nuestro SER, que la mayoría de las veces confundimos con nuestro EGO, y para clarificar te preguntaría: ¿Qué es el ego para ti?...

Ego es la imagen de referencia de nosotros mismos, o sea, es la imagen que nos hemos hecho y que terminamos creyendo que somos empezando a actuar desde esa imagen, que necesita ser aceptada, que es la que se ofende, se enoja, compite y busca sobresalir, el mundo del ego fue definido en el poema de Rumi cuando dice: “Viví en el mundo de la locura queriendo conocer razones...”, y ese mundo está dentro nuestro muy bien explicado cuando dice: “...llamando a la puerta,  la puerta se abre, estaba llamando desde adentro.”.

Generalmente cuando vivimos desde el ego no nos sentimos bien, o sea en armonía, paz y plenitud y aquí cabría una pregunta: ¿Cómo sabemos que algo va mal?, podrías esbozar algunas respuestas o justificarte, pero la respuesta es muy sencilla, cuando notamos que lo que estamos haciendo no nos satisface, no tenemos armonía, que no estamos a gusto con nuestro día a día en cualquiera de sus aspectos, el familiar, el laboral, el sentimental y el social.

Ese es el momento de ser sinceros con nosotros mismos, paramos y escuchar el llamado de nuestra voz interior que si le permitimos nos guiará a lo mejor de nosotros mismos y preparar los cambios que nos lleven a sentirnos bien, debemos despertar y comenzar a vivir desde el Ser, no hacer esto cuando sentimos el primer síntoma hará que cada vez resulte más difícil aplicar los cambios necesarios y la insatisfacción aumentará.

En cambio, si nos proponemos los cambios y los aplicamos  estaremos llegando al final del sendero de nuestra búsqueda. Para ilustrarte voy a usar la palabra sendero  que en una de sus formas en hebreo se dice SHBIL y se escribe שביל, aquí quisiera aclatrarte que cada palabra en hebreo incluye otras que complementa su significado por lo que שביל puede descomponerse en:
שביל

 של  Shel que significa “de”
בי   Bi que significa “en mi o a través de mi”

לב  Leb que significa “corazón”
יש Iesh que significa “hay”

Por lo que podemos inferir en función de las palabras antes vistas que: ese sendero שביל que hay יש en mi o que pasa a través mío בי puede llevarme al jardín del corazón לב donde hay יש o mejor dicho existe lo que buscamos, y es en ese momento que nuestra búsqueda termina.  
Recordemos que la calidad de tu pensamiento determina tu calidad de vida, tu mundo exterior es un reflejo de tu mundo interior. Necesitas dejar de castigarte y debes perdonarte, reconciliarte contigo y dejar aflorar el Ser que eres, ese mago interior del que habla el Dr. Deepak Chopra pues como dice él: “...el sendero que nos lleva al mago está en la evolución de nuestra propia conciencia” y en ese encuentro toma plena vigencia el poema de Hugman Rishi:

Mundos infinitos vienen y van en la vasta extensión de mi conciencia,  son como motas de polvo que
bailan en el destello de luz que brilla a través de
 un agujero en mi techo “.

Eduardo Seleson





[1] Rumi (1207 -1273) fue un erudito islámico, teólogo, místico y poeta sufí, con gran trascendencia en etnias: iraníes, turcos, griegos, musulmanes de Asia central y musulmanes del sur de Asia
[2] Un gran vidente de la tradición védica de la india