Comenzaré esta segunda parte con un párrafo de
la primera parte que intentaré profundizar:
La Mente es lo que
tenemos, la Conciencia es lo que somos, cuando te piensas crees ser una ola,
pero, cuando te prestas atención descubres que eres el océano, la totalidad.
Hay una pregunta que se
vienen haciendo desde las escuelas de misterios griegas, a la cual muchos
filósofos han tratado de responder y es la única pregunta que vale la pena
explorar esta es:
¿Quién soy yo?
Esta pregunta si la formuláramos
desde la No Dualidad podría expresarse así:
¿Quién soy antes de
pensarme?
Cuando la mente es
observada… con atención desnuda, sin interferencia del ego, vemos que eso que
se da cuenta, que podemos llamarlo el pensador del pensamiento está ubicado
en el vacío, en el espacio entre dos pensamientos, intuís que si aplicas la atención desnuda más
allá de los pensamientos no hay nada, eso eres tú, conciencia.
Dice Nisargadatta[1]: … “la identificación con las creencias constituye el mayor
obstáculo para abrirse a la verdad, porque toda creencia, del tipo que sea,
nace de la idea (creencia) errónea de la separación” …
Para la
auto-indagación advaita[2], lo esencial no es tanto el
conocimiento de ciertos contenidos objetivos (lo que soy) como el conocimiento
del conocedor, de lo que atestigua dichos contenidos. Sólo el
conocimiento/realización del conocedor, de esa presencia consciente que
atestigua la experiencia, es fuente de sabiduría. Podríamos como ejemplo
preguntar: ¿Quién es el pensador del pensamiento?, y lo que propone es conocer
no cualesquiera de los objetos pertenecientes al mundo, sino precisamente al
conocedor de todo lo conocido.
No es el habla lo que deberíamos
querer conocer; deberíamos querer conocer al hablante. No es lo visto lo que
deberíamos querer conocer; deberíamos querer conocer al vidente. No es el
sonido lo que deberíamos querer conocer; deberíamos querer conocer al oyente.
No es el pensamiento lo que deberíamos querer conocer; deberíamos querer
conocer al pensador, y aquí tenemos un gran dilema: ¿cómo conocer al conocedor,
dado que éste no está en el mundo y es siempre su límite? O, como expresa la UpaniSad[3]: “¿Cómo se puede conocer a
Aquel por el cual todo es conocido?” … o ¿Cómo la conciencia se puede
conocer a si misma?
Ahora bien, cuando iniciamos el
sendero para conocernos nos aparece la pregunta: … ¿cómo conocer al conocedor,
dado que éste no está en el mundo y es siempre su límite?, O, como expresa el
UpaniSad: “¿Cómo se puede conocer a Aquel por el cual todo es conocido?” y aquí
volvemos al inicio de este post.
La apertura en la que acontece lo
conocido y la luz en virtud de la cual puede ser visto, no pueden, a su vez,
ser conocidas porque no son de naturaleza objetiva. “Decir: “me conozco a mí
mismo” - afirma Nisargadatta - es una contradicción de términos porque
lo conocido no puede ser mí mismo” … “No puede conocer al conocedor,
puesto que usted es el conocedor. El hecho de conocer prueba al conocedor. No
necesita más prueba. El conocedor de lo conocido no es cognoscible. Del mismo
modo que la luz sólo es conocida en los colores, así el conocedor es conocido
en el conocimiento” ...
Todo esto nos lleva a concluir
que el yo no puede ser conocido porque nunca es un contenido de conciencia sino
la conciencia que es la condición de posibilidad de todo contenido objetivo,
por lo que si indagamos en la naturaleza de nuestro yo y expresamos que conocemos
lo que somos dicha expresión apunta al conocimiento de “lo que no somos”, pero
creemos ser, es decir, a la necesidad de advertir nuestra equívoca tendencia a
identificarnos con nuestro yo empírico, una tendencia que conlleva el oscurecimiento
de nuestra identidad real.
La primera consecuencia de esta falsa auto-identificación es la conciencia
de separación: soy yo frente a lo otro, que es no-yo.
La segunda consecuencia, es el inicio de un movimiento de naturaleza
excéntrica: el yo, identificado con una imagen mental de sí mismo, se exilia de
su verdadera naturaleza; ya no se vive desde su Fondo real, desde su ser
interior, sino desde su mente, desde una mera idea de sí. Pero esta vivencia
limitada del yo no responde a la intuición de plenitud que éste reconoce más o
menos veladamente como su origen y destino y que no es otra cosa que el eco de
su propio Ser.
Monica Cavallé [4] dice: ... “El yo, puesto que se ha
limitado al objetivarse y definirse, ya no es capaz de encontrar dentro de sí esa plenitud; sólo la
experimenta bajo la forma del anhelo.” ... “De aquí que necesite proyectar en el futuro otra idea de sí que viene a ser
una suerte de “ego o yo ideal”: la idea de estar completo que ansía y que se
compone de aquellos rasgos que considera que neutralizan lo que ahora percibe como una limitación (por
ejemplo: la fortaleza o el poder, para el que se ha sentido o se siente débil;
la inteligencia y el conocimiento, para el que se ha sentido mentalmente
inferior; o, sencillamente, un ideal de mejoramiento y engrandecimiento del yo que
habrá de lograrse a través una disciplina moral, espiritual, etc.).”
“Surge así otra nueva dualidad: la dualidad entre “lo que el yo cree
ser” y “lo que considera que debe llegar a ser”. La tensión generada por esta
dualidad, el juego entre lo que el yo cree ser y lo que cree que ha llegar a
ser, define el personaje que cada cual representará en el teatro del mundo. El
yo sufrirá, se alegrará, se entusiasmará o desalentará, etc., por meras ideas,
por algo que no tiene nada que ver con lo que realmente es, ni, en general, con
lo que es.”
Ten en cuenta que para la doctrina no-dual, el lenguaje es inadecuado para
aprehender la realidad en sí -la discriminación mental y el lenguaje discursivo
tienen sólo una función negativa e indirecta al respecto-.
Ahora bien, hay un tipo de lenguaje: el lenguaje simbólico y analógico que,
es más adecuado - o si quieres menos inadecuado- que otras modalidades del
lenguaje para servir de sostén a la intuición no-dual.
Recuerda lo que dije en el post anterior: …. “Entonces, ¿cómo accedo a la comprensión No-Dual? y la respuesta
sería: Nunca a través de la mente, del pensamiento a lo que agregaría- la
palabra- sino desde la vivencia silenciando la mente (meditación), ingresar en
ese silencio y vacío que no juzga y que aquietan los pensamientos y emociones.”
Quiero
terminar esta parte con dos reflexiones:
“Ser una persona [separada] es estar dormido”
Nisargadatta
“Sólo con un gran despertar se puede comprender el gran
sueño que vivimos.
Los estúpidos se creen muy despiertos” Chuang Tzu[5]
Eduardo Seleson
[1] Nisargadatta Maharaj (17 de abril de 1897 – 8 septiembre de 1981) fue un gran maestro
espiritual de la corriente Advaita. Su enseñanza es admirada por ser directa,
provocativa y radical. Considerado por muchos como un iluminado, su obra más
conocida es I am that (Yo soy eso).
[2] Advaita es una palabra del sánscrito que significa "no dos". Sinónimo de
Advaita es no-dualidad. Advaita no es una filosofía ni una religión. La doctrina advaita es una rama no
dualista del hinduismo que afirma la unidad entre las almas (atman) y la
divinidad (Brahman) promueve la existencia de un ser unido a la totalidad de
seres existentes, hasta tal punto que no puede hablarse de relación entre los
distintos seres, sino de unidad total. Es la unión entre el sujeto que percibe
y lo percibido.
No-dualidad
es una experiencia en la que no existe separación entre sujeto y objeto, un
"yo" y el resto del universo, un "yo" y Dios. Es la
experiencia de la conciencia, nuestra verdadera naturaleza, que se
manifiesta como felicidad, amor y belleza absolutos. La conciencia se define
como "Eso", sea lo que sea, que percibe estas palabras aquí, en este
momento.
Ref. https://es.wikipedia.org/wiki/Advaita
Ref. https://es.wikipedia.org/wiki/Advaita
[3] Se conoce como Upaniṣad a cada uno de
los más de 200 libros sagrados hinduístas escritos en idioma sánscrito de
los cuales los más antiguos y representativos datarían aproximadamente de entre
el 800 y el 400 a.C.
Ref. https://es.wikipedia.org/wiki/Upanishad
Ref. https://es.wikipedia.org/wiki/Upanishad
[4] Mónica Cavallé “LA SABIDURÍA DE LA NO-DUAIIDAD” Una reflexión comparada entre Nisargadatta y Heidegger. Ed. Pairos
[5] Chuang Tzu o Chuang
Tse, literalmente "Maestro Zhuang" fue un filósofo de la
antigua China que vivió alrededor del siglo IV a. C. durante el período de los Reinos combatientes, y que
corresponde a la cumbre del pensamiento a la
cumbre del pensamiento filosófico chino de las Cien escuelas del pensamiento. Nacido
en el reino Song, vivió aproximadamente entre los años 369 y 290 a.C., y se le
considera el segundo Taoísta más importante, por detrás tan sólo de Laozi, y
heredero del pensamiento de este último. Su pensamiento es considerado, por
especialistas en filosofía antigua, análogo a la. Escuela Cínica de la Antigua
Grecia. Ref: https://es.wikipedia.org/wiki/Zhuangzi
Bibliografía:
LA DICHA DE SER – NO DUALIDAD Y VIDA COTIDIANA, Mónica Cavallé, Ed. Enrique Martinez Lozano Declée de Brouwer S.A. 2017