Queridos amigos, para entender porque nos enfermamos, debemos comprender
primero quien somos, dime: ¿Tu sabes quien eres?
Somos ese ser que está detrás de cada individuo, la consciencia que hay
dentro y que está más allá de todas las cosas de este mundo, somos esa
presencia que cuando estás escuchando una bella melodía y cierras los ojos, si
prestas atención, notas, percibes que está dentro tuyo pero separado, es el
pensador del pensamiento.
Tú te piensas como una forma externa de expresión y no tomas debida cuenta
que eres la consciencia detrás de esa expresión, te entiendes y te construyes a ti mismo, a
imagen y semejanza de tu propia esencia.
El problema es que normalmente vivimos en automático y entregamos nuestra voluntad a las demandas de la sociedad, a
través de los medios de comunicación y de la "Normalidad" que esa
sociedad estableció, cuando deberíamos tener una relación constante y biunívoca
con nuestra conciencia.
Hablamos
de "normalidad" si prestar atención que ello es la sicopatología de la media, o sea
normal es aquello que esa sociedad acordó como normal.
Por lo que al tratar de encajar en esa sociedad, utilizamos las "mascaras" que más sean aceptadas por ella en lugar de utilizar la que mejor concuerde con nuestra realidad interna y esencial; en ese transcurso de selección de las mas virtuosas de nuestras mascaras, estamos siendo los arquitectos de nuestro propio interior. Estaremos constituyéndonos a nosotros mismos como los constructores de nuestra verdadera forma de ser...
Ahora que empezamos a vislumbrar quienes somos podemos empezar a entender ¿por que enfermamos?
El uso de la mascara inadecuada produce una dicotomia que nos hace salir del centro de nuestro equilibrio psico-emocional-energético produciendo descontento, el desanimo, resentimiento, frustración y la falta de Amor a ti mismo aparecen en tu vida y también aparecen las enfermedades.
En la vida a
veces tenemos problemas que no sabemos o no queremos resolver a nivel
emocional, es entonces cuando van surgiendo síntomas de dolencias…al principio
leves para irse convirtiendo en crónicas o en el peor de los casos mortales.
Lo primero y más
importante es empezar un proceso de auto aceptación de uno mismo y de nuestras
circunstancias. Para desde la aceptación que es una posición de entrega y
confianza en el Universo y a lo que nos ha dado, conseguir reconciliarnos con
nosotros mismos en primer lugar.
Este milagro se
produce cuando estamos en conexión con el Universo del que formamos y somos
parte, ahí es cuando tiene lugar la apertura de los centros receptores de
energía, inundando nuestro cuerpo, con todo el poder de autocuración al que todos
tenemos acceso.
Enfermamos porque
perdemos esa conexión, nos desconectamos de la fuente que da la energía a todos
los seres vivos del Universo, que nos da todo lo que necesitamos.
…¿Cuál es el
secreto de tu serenidad? le pregunto el discípulo…Cooperar incondicionalmente
con lo inevitable respondió el Maestro…
Como expresa el escritor y novelista argentino Nelson Ressio: ..." todos somos- o deberíamos ser- nuestros propios constructores, basándonos en un trabajo introspectivo por excelencia- y sin esperar que una deidad externa, antropomorfa y omnipresente haga ese duro trabajo por nosotros, también debemos pensar y trabajar sobre lo que podría llegar a ser nuestro futuro, o podemos, de alguna manera, accionar desde este , nuestro dinámico presente sobre un inherente futuro, tal como si fuéramos un control remoto - el cual ejerce su efecto en el futuro, manejado desde el presente- de y desde nosotros mismos y de los sucesos posibles que se podrían relacionar con nosotros en dicho futuro. O sea, una posible manera de concentrarnos en lo que queremos para nosotros, cuando nos hallemos en tal o cual situación, o que tal o cual desicion represente un reconocimiento a nuestro trabajo, o que nuestro propio comportamiento social sea cada vez de mayor calidad, o que, por nuestro accionar, nuestros hijos, familia y amigos se vean beneficiados..."
Muchas
veces actuamos en contra de nuestros sentimientos y al hacerlo nuestro el cuerpo
lo percibe como un ataque, cuando no atendemos a nuestras necesidades vitales
también lo percibe como otro ataque. Y cuando nos llenamos de odio,
resentimientos, dudas y miedos nos hacemos continuos ataques. Convirtiéndonos
en enemigos de nosotros mismos.
Así una y otra
vez vamos recorriendo la vida, pero en esos estados el cuerpo enferma sin lugar
a dudas.
La enfermedad es
un aviso maravilloso que nos da el cuerpo de que le estamos maltratando….y
aguanta tanto…
Todas o casi
todas las enfermedades tienen su raíz en un problema emocional no resuelto en
la persona, también hay otro factor que esta relacionado con lo que estamos comentando, pero de este te lo contarè en el próximo post para no hacer mas extenso este.
Así
como nos enfermamos por el desorden de nuestras emociones, podemos emprender el
sendero de la curación para curarnos o
para evitar enfermar, el camino que lleva a la enfermedad no es el mismo que
conduce a la salud, recuerda , todos tenemos la capacidad de contribuir a nuestra
propia curación.
¿Cómo?, cambiando nuestros modelos de pensamientos,
pues cambiando lo que pensamos cambiarán nuestros actos y como consecuencia
cambiaran nuestros sentimientos hacia sentimientos más puros, de más amor lo
que llevara a tener más energía y menos toxicidad en nuestro cuerpo puesto que los
pensamientos que nos perjudican son toxinas para el cuerpo.
Ahora bien,
puedes pensar que eso no es fácil, que requerirá mucho tiempo, hay algo que
puedes hacer para ayudarte a cambiar rápidamente.
Hace un par de años en el blog "Naturaleza y Espiritualidad" (1) fue publicado un articulo cuya autora figura como Bianca que comentaba esta posibilidad de realizar cambios en forma muy rápida. Ella decía lo siguiente:
Hoy sabemos que las enfermedades son desequilibrios energéticos, originadas en shocks emocionales que desestabilizan el funcionamiento de nuestro cuerpo.
Estudiamos entonces distintas terapias basadas
en volver a equilibrar las energías, básicamente lo que hacemos con las
medicinas del nuevo
paradigma es equilibrar el
flujo y las
relaciones electromagnéticas de las partículas que conforman
nuestro organismo.
Pero el cuerpo no se termina en nosotros, ya que éste funciona con
el medio ambiente en homeóstasis. No podemos encarar
una enfermedad sin tener
en cuenta el medioambiente.
Existe otro factor muy importante que tiene que ver con el
funcionamiento de los sistemas orgánicos y que raramente es
tenido en cuenta por
los
investigadores de la salud: las rutinas.
Una de las formas más rápidas y eficientes que he encontrado para la autocuración es la desestructuración del sistema que utiliza la enfermedad para desarrollarse.
Una enfermedad necesita una estructura como caldo de cultivo para terminar manifestándose con sus síntomas. Por ejemplo, un
virus encontrará una estructura idónea en un sistema
inmunológico debilitado. Una bacteria patógena encontrará una estructura maravillosa para reproducirse en un medio húmedo o de determinada temperatura.
Cuando nos encontramos enfermos, la enfermedad tuvo que seguir un proceso para desarrollarse, pero también tuvo que sentar sus bases en una estructura adecuada
que le ofrecimos
con nuestras costumbres que nos llevaron al
estado actual del sistema.
La ira contenida durante mucho tiempo es también una estructura idónea para que las células cancerígenas comiencen
a desarrollarse.
Por ello, la desestructuración del medio es uno de los recursos
más
eficientes para acabar con la enfermedad.
Si una persona deja de exponerse a la luz solar, se encierra, se pasa largas horas recibiendo la radiación del monitor del ordenador y no hace ejercicio físico, es
muy probable que esté
creando una estructura idónea para que se desarrolle una
depresión.
Para liberarse de la depresión, puede cambiar su rutina, haciendo exactamente lo contrario. Tomar sol, salir a caminar y hacer ejercicio y dejar de conectarse a Internet por
un tiempo.
Toda enfermedad necesita de una rutina previa como estructura
para
desarrollarse. Un sistema que se encuentre en determinadas
condiciones.
Y de cambiar radicalmente esas condiciones, la enfermedad ya no encuentra las bases para continuar su desarrollo.
Por ello, es de gran ayuda, y puede llevarte a la cura completa, desestructurar el
sistema que previamente le habías ofrecido a la
enfermedad.
Cuando se manifiestan los síntomas de un desequilibrio en mi
cuerpo, comienzo un proceso de autocuración con un lápiz y una hoja de papel.
Dos columnas: en una, las rutinas que vine haciendo en los
últimos meses, en la otra,
cómo las voy a cambiar,
Un ejemplo:
“Me venía levantando a las ocho de la mañana” y “ahora me levantaré a las siete”.
“Venía desayunando café con tostadas”, “Ahora desayunaré leche con
cereales”.
“Últimamente estuve algo angustiada por no poder llegar a fin de mes”. “Ahora prescindiré de aquellos gastos que son realmente innecesarios”.
Estos pequeños cambios en la rutina diaria, significan una gran desestructuración para la enfermedad que se está desarrollando. Estamos cambiando los circuitos de circulación de la información , estamos programando el cuerpo de una manera diferente, llevándolo a otro estado, un estado que ya no será igual que el que le habíamos ofrecido antes.
Esta técnica de auto-curación es infinitamente flexible y puede incluso perfeccionarse y orientarse a cada enfermedad en particular si conocemos las rutinas que favorecen a una u otra dolencia.
La idea me surgió de una conversación que tuve una vez con un chamán al que le le dije "quiero cambiar mi vida" y el me contestó:
”Eso es muy fácil, lo puedes hacer
de un día para el otro.” Sorprendida, le pedí más explicaciones.
“Haz una lista de lo que sueles hacer desde que te levantas hasta que te acuestas, y ahora modifica esa lista de un día para el otro. Si te levantabas a las ocho,
comienza a levantarte a las siete. Si desayunabas café, ahora desayuna té. Si
ibas a trabajar
en autobús, ahora ve al
trabajo en bicicleta. Si te vestías con pantalones, comienza a usar falda. Si
ibas a visitar todos los días
a tu abuela, ahora ve a visitar a tu abuelo. En una semana toda tu vida habrá cambiado completamente”.
Lo que parecía algo sin sentido, en realidad era totalmente lógico. La
primera vez que lo practiqué fue en medio de una separación trágica con una persona a la que quería mucho. Me sentía tan
desesperada y enferma que decidí hacer la famosa listita y cambié de un día para el
otro
todas mis rutinas.
La recuperación
fue increíblemente rápida, pero
además, se manifestaron
en mi vida nuevas posibilidades y recursos
que antes ni había sospechado que tenía.
No me costó tanto hacer el
cambio, sólo tenía que consultar la lista.
La segunda vez que lo hice fue frente a una bronquitis que casi acaba con mi sistema respiratorio. Cambié la hora de levantarme por la mañana, cambié la marca de pasta dental, tiré a la basura mi perfume preferido y me compré otro, cambié totalmente mis comidas, no solo las horas a las que comía sino también los alimentos que consumía.
Dejé de ver mi serie favorita en la TV y me puse a ver documentales. Cambié la orientación de mi cama, antes dormía con los pies para el norte, ahora dormiría con los pies hacia el sur. En mi habitación había dos plantas, las cambié por otras especies.
Los resultados fueron asombrosos. En dos semanas la tos se había ido completamente y otra vez estaba sana.
Si a éste cambio radical
de rutina le agregas acciones
“personalizadas” a cada tipo de enfermedad, conociendo sus orígenes y su dinámica, es un gol.
Hoy tenemos acceso a mucha literatura que nos explica el origen emocional de cada enfermedad, para poder
detectar cómo se ha producido y en que se basará para seguir su curso.
Por ejemplo, si
la
enfermedad está en el sistema digestivo,
sabemos que en la lista debemos incluir un cambio de dieta, y también sabemos que debemos cambiar la percepción que
tenemos sobre una situación que no estamos aceptando
demasiado bien, algo “que no podemos tragar”.
Si se nos manifiesta una enfermedad en la piel, podemos estudiar
si el sol será beneficioso para ella o no,
pero
también trataremos de poner en la lista si estamos teniendo alguna conducta que nos provoque un problema social, ya que los conflictos emocionales relacionados al contacto social suelen manifestarse en la piel.
También es muy importante que hagas una lista y registres lo que haces cuando estás bien, continúa con esa rutina, cuando estás bien.
Todo el medioambiente en el que vives tus rutinas cotidianas puede estar sirviendo de caldo de cultivo para la enfermedad, por ello hasta cambiar la decoración de tu casa puede servirte para desestructurarla.
Cuando te pongas a hacer la lista, verás que hay algunos ítems
dentro de tus rutinas que parecen difíciles de cambiar.
Por ejemplo uno de los ítems era mi horario de trabajo, eso no lo podía cambiar, pues el
reloj de la entrada al
laboratorio estaría
esperando mi tarjeta a determinada hora.
Bueno, pues apliqué otro tipo de cambio a ese ítem: ahora en vez
de salir de casa a las ocho treinta para ir al trabajo, saldría media
hora
antes y en ese tiempo caminaría por el
jardín botánico todas las mañanas.
Los resultados de esta técnica son asombrosos y la aplico a cualquier situación de desequilibrio. Las rutinas son las
estructuras que sostienen el
desarrollo de las enfermedades,
aprendamos a “desorientarlas”.
También es muy importante aprender a “escuchar” a la enfermedad y al
cuerpo.
Una gripe por ejemplo, nos impulsará a acostarnos, nos dejará sin
energía. Y esa relajación es necesaria para la curación.
Generalmente ante una gripe seguiremos el ritmo desenfrenado de
actividad, “tapándola” con un frenadol, y con ello sólo
lograremos que se haga recurrente.
Lo más importante de “escuchar” a la enfermedad es detectar
el mensaje que nos está transmitiendo. Las enfermedades
son maestras, son guías y señales de acciones que estamos
realizando en contra del camino más adecuado a seguir.
Cada enfermedad manifiesta una percepción errada de una
situación. La enfermedad nos dice que en algo tenemos que cambiar nuestra actitud.
Si es un virus, nuestra atención debe estar en el factor
que debilitó nuestro sistema inmunológico, generalmente una situación que
nos produce miedo o angustia.
Si es una depresión, es muy probable que no le estemos dejando al cuerpo realizar su proceso vital
de fotosíntesis,
debemos exponernos mucho más a la luz solar y debemos beber más agua.
Si es una enfermedad de la piel, tenemos un conflicto de relación, con
la pareja, un compañero de trabajo o la familia.
Por ultimo quiero recomendarte algunos nutrientes emocionales que te ayudaran en este proceso de cambio.
Gratitud,
la que debes expresar de manera clara y permanente al vida a quienes se lo merecen.
Aceptación,
no trates de cambiar a los demás, aceptalos y valoralos tal como
son sin importar si te gusta o no, se consciente que la gente tiende a
permanecer como es.
Calidez,
utilízala en la forma de expresarse y escuchar. Los abrazos los besos y las miradas cariñosas fortalece
nuestras relaciones haciéndolas más gratas.
Generosidad,
demuéstrala diciendo lo bueno que pensamos de los demás; alegrándonos de sus éxitos; y compartiendo lo
que tenemos y lo que sabemos.
Perdón,
fundamentalmente para nosotros mismos y para nuestras relaciones.
Recuerda cuanto has perdido en tu vida por mantener y alimentar
ese resentimiento que no quieres.
Humor, no te tomes la vida ten en serio, un estado de alegría refuerza el sistema inmunologico.
Eduardo Seleson
Homeóstasis del griego homo que significa similar
y stasis que
significa posición, estabilidad, es la característica de un sistema abierto o
cerrado o una conjugación entre ambos especialmente en un sistema
vivo mediante el
cual
se regula el
ambiente interno (metabolismo) para
mantener la condición de estable y constante. La homeostasis es posible
gracias a los múltiples ajustes dinámicos del equilibrio y los mecanismos de autorregulación.
FRENADOL son comprimidos efervescentes de sabor a naranja, es
una asociación de paracetamol que reduce la fiebre y alivia el dolor, dextrometorfano que es un antitusivo y clorfenamina que ayuda a reducir la
mucosidad, y los estornudos. Este medicamento está indicado para el
alivio sintomático de los procesos gripales y resfriado común que cursan
con dolor
leve o moderado como dolor de cabeza, fiebre, tos
improductiva (tos irritativa, tos nerviosa) y secreción nasal.