VidaPlena

sábado, 22 de abril de 2017

Hablemos sobre la Intención

Quiero comenzar este post con lo que se entiende por intención.

Según la Real Academia Española Intención es:

     Determinación de la voluntad en orden a un fin.

Designio de aplicar una oración, una misa u otro acto del culto en favor de una  persona determinada o de la consecución de un bien espiritual o temporal.

Instinto dañino que descubren algunos animales, a diferencia  de  lo  que  se  observa  generalmente  en los de su especie. 

Cautelosa advertencia con que alguien habla o procede.

De estas cuatro definiciones quiero centrarme en la primera pues las otras dos son modalidades de la primera.

En mi cotidianidad me tope con un excelente libro[1] que me sorprendió y quiero acercarte parte del mismo, comentándote algunos párrafos.

Normalmente hablamos del “Poder del Pensamiento” pero este tiene su estructuración en la intención, pues ella genera un orden y está dirigida a un fin.

El libro comienza con algunas preguntas que quiero compartir contigo:

¿Tiene la mente algún poder sobre la materia?

¿Es posible que nuestros pensamientos, nuestros deseos y oraciones puedan producir cambios objetivos en el mundo?

 ¿Son los pensamientos meros procesos cerebrales que sólo afectan al mundo en la medida en que nos llevan a la acción? ¿O hay algo más?

¿Que piensas?

La mayoría de la gente tiene la creencia que nuestra mente no tiene ningún poder sobre la materia y menos que puedan producir cambios objetivos en el mundo, creemos que somos individuos (seres físicos separados) en un mundo físico regido por leyes de la física clásica, donde todo se mueve y sincroniza en el tiempo y el espacio, o sea, si yo quiero ir de A a B en este mundo físico demoraré x cantidad de tiempo en recorrer la distancia y si realizo los cálculos para determinar el recorrido las ecuaciones corroborarán esta hipótesis.

Ahora en este momento que los paradigmas de la física cambiaron y entramos de lleno en el mundo cuántico déjame preguntarte:

¿Y si los pensamientos e intenciones son mucho más poderosos de lo que pensábamos, pues poseen una energía que puede cambiar la realidad física?¿tú que me dirías?, seguramente estás soñando, no puede ser, la respuesta sería muy similar a la que le dieron a Galileo cuando dijo que la Tierra se mueve alrededor del sol, o en esa época cuando dirías que la tierra no es plana.

No sería genial si es cierto que los pensamientos e intenciones  poseen una energía que puede cambiar la realidad física, los mismos los podemos usar para mejorar nuestras vidas, curar nuestros cuerpos y ayudar a pacificar nuestro planeta.

Pues bien lo que voy a compartir contigo en las próximas líneas se trata de algunas de  las pruebas que se han hecho por distintos científicos sobre el poder de la intención.

Como introducción te diré que hay  un grupo de científicos de vanguardia que llevan varios años reexaminando la física cuántica y sus extraordinarias implicaciones, algunos de ellos habían resucitado ciertas ecuaciones que la física cuántica convencional consideraba superfluas. Estas ecuaciones, que representaban al Campo Punto Cero[2], estaban relacionadas con la continua fluctuación de energía que existe entre todas las partículas subatómicas.[3]

La existencia del Campo implica que toda la materia del universo está conectada en el nivel subatómico a través de una constante danza de intercambio cuántico de energía.

Y aquí cabe a pregunta:¿Tiene la  conciencia un papel en este proceso?

Las investigaciones de vanguardia sobre la naturaleza de la conciencia humana han puesto patas arriba todo lo que hasta entonces habíamos considerado como certezas científicas.

Antes de continuar te nombraré brevemente algunos de estos científicos que se han ocupado de estudiar distintos aspectos de este fenómeno:

El físico Ton Rosembaum : Distinguido profesor de física de la Universidad de Chicago y ex director del James Frank Institute.[4]

Sayantani (Sai) Ghosh graduada con honores en la Universidad de Cambridge y trabajo junto a Ton Rosembaum desde la formulación de la teoría de Einstein sobre la velocidad,  la usaron para calcular el límite absoluto de lo rápido que una cosa puede afectar a otra.

Se supone que no puede afectarla más aprisa de lo que tardaría en viajar hasta ella a la velocidad de la luz, sin embargo algunos físicos actuales como Alain Aspect y sus colegas de París han demostrado decisivamente que la velocidad de la luz no es el límite absoluto en el mundo subatómico. El experimento de Aspect, en el que se disparaban dos fotones a partir de un solo átomo mostró que la medición afectaba instantáneamente (sin retardo de tiempo) a la posición del segundo fotón, como lo expresó el físico de IBM Charles H. Benet “…los fotones continuaron comunicándose entre sí y todo lo que le sucedió a uno fue idéntico a lo que le sucedió al otro sin retardo de tiempo”…

En la actualidad incluso los físicos más conservadores aceptan la no localidad como una extraña característica de la realidad subatómica.

John Bell, físico irlandés que trabajó con un trozo de cristal del tamaño de una uña, hecho por tierra la suposición de que sólo en el mundo subatómico existe esta caráterística, demostrando que objetos grandes como los átomos también están conectados localmente.

Vlatko Verdal, director del Departamento de Ciencia de información Cuántica en la Universidad de Leeds publicó temas relacionados en la revista Phjsical Review Legers, la más importante de las revistas de física.

Thomas Durt, de la Universidad de Vrije, en Bruselas que postuló que …"cada interacción entre los electrones de nuestro cuerpo produce entrelazamiento…"

Benni Reznik, físico teórico de la Universidad de Tel Aviv que postuló que el espacio vacío que nos rodea está lleno de partículas entrelazadas.

Paul Durac, matemático inglés, arquitecto de la teoría del campo cuántico fue el primero en postular que la nada – o espacio vacío no existe.

Hal Puthoff, físico americano que inspirado por el físico Andrei Sakharov, comenzó a investigar cómo se podría dominar la gran energía del espacio vacío y usarla tanto para el transporte terrestre como para viajar a galaxias lejanas.

Otro científico que se ocupó de estos temas es Antón Zailinger del Laboratorio del Instituto de Física Experimental de la Universidad de Viena.

Aunque no son todos pues la lista es larga, te pasare los nombres de algunos otros que se han ocupado de diversos aspectos de este tema y relacionados

Harald Atmanspacher, Cleve Backster, Grover Cleveland, Dick Bierman, Caslav Brukner, Melinda Connor, Eric David, Richard Davidson, John Diamond, Walter Dibble, Thomas Durt, Stuart, Hameroff, Valerie Hunt, Mitch Krucoff, Konstantin Korotkov, Stanley Krippner,  Sarah Lazar, Leonard Leibovici, Todd Murphy, Roger Nelson, Michael Persinger, Frim Albert Popp, Dean Radin, Thomas Rosembaum, Marilyn Schlim, Gary Schwarm, Jerome Stone, Ingo Swann, William Tiller, Eduard van Wijk y Fred Alan Wolf.

Muchas de las pruebas que han hecho sobre las peculiaridades de la física cuántica no se producen únicamente en el nivel cuántico de las partículas subatómicas, sino también en el mundo de la materia visible.

Estos descubrimientos ofrecen pruebas convincentes de que en  toda la materia del universo existe en una red de conexiones y de influencias que a menudo no respeta las supuestamente inviolables leyes del universo, como lo expresa tan bien Greeg Braden[5] cuando dice: “…no estamos sujetos a las leyes de la física tal como la conocemos hoy día…”

¿Te imagínas la implicancias que tiene esta última afirmación?

La importancia de estos resultados se extiende mucho más allá de la parapsicología y los poderes extrasensoriales. Amenaza con destruir todo el edificio de la ciencia contemporánea.

Los descubrimientos de Tom Rosenbaum, Sai Gosh y Antón Zeilinger de que los efectos cuánticos se producen en el mundo material podrían señalar el final de la división que existe en la física moderna entre las leyes de los objetos grandes y las leyes de las partículas cuánticas, y suponer el comienzo de un simple conjunto de reglas que definan la totalidad de la vida por lo que nuestra definición del universo físico como un conjunto de objetos aislados, nuestra definición de nosotros mismos como sólo otro de estos objetos, incluso nuestra comprensión más básica del tiempo y el espacio, todo ello va a tener que ser reformulado.

Al menos cuarenta destacados científicos de centros académicos y de investigación de todo el mundo han demostrado la existencia de una constante transferencia de información entre los seres vivos, y que los pensamientos son simplemente otra forma de energía. Cientos más han presentado teorías plausibles que aceptan que los efectos más contrarios al sentido común, como la influencia retroactiva, son consistentes con las leyes de la física.

Por lo que se puede decir que el pensamiento es un fenómeno cuántico.

Ya no podemos vernos como seres aislados de nuestro entorno, ni a nuestros pensamientos como la operación privada y autónoma de un único cerebro.

Docenas de científicos han escrito cientos de artículos en los que presentan sólidas pruebas de que los pensamientos son capaces de afectar profundamente a todos los aspectos de nuestras vidas por lo que podemos concluir que como observadores y creadores, estamos constantemente rehaciendo nuestro mundo en cada instante. Cada pensamiento que tenemos, cada juicio que emitimos, por muy inconsciente que sea, tiene un efecto.

Con cada momento que percibe, la mente consciente está enviando una intención.

Estas revelaciones nos obligan a repensar no sólo qué es ser una persona, sino también cómo relacionarnos, puede que tengamos que reconsiderar el efecto de todo lo que pensamos, lo verbalicemos o no.  Nuestra relación con el mundo continúa, incluso cuando estamos en silencio, ser conscientes de esto exige una gran responsabilidad de nuestra parte.

También tenemos que reconocer que estas ideas ya no son las elucubraciones de algunos individuos excéntricos. El poder del pensamiento está en la base de muchas respetadas disciplinas, desde la medicina ortodoxa y alternativa hasta los deportes de competición.  

La medicina moderna debe apreciar plenamente el papel central que tiene la intención en la curación. Más del 75% del éxito de un tratamiento o de una operación está relacionado a lo que el paciente crea de él, los médicos a menudo hablan del «efecto placebo» como si fuera un molesto obstáculo que impide probar la eficacia de un agente químico. 

Es hora de que comprendamos y aprovechemos todo el poder del placebo y también prestemos atención al efecto Nocebo, que es lo contrario del Placebo, pues si tú crees o aceptas una estadística respecto al síntoma de tu “enfermedad” como por ejemplo si te dicen que este tipo de cáncer tiene tanto tiempo de sobrevida, lo más probable es que cumplas con la estadística, pues con el placebo te curas y con el nocebo te desmejoras pudiendo incluso llegar a morir.

La mente ha demostrado repetidamente ser un agente curativo mucho más poderoso que los fármacos más innovadores. Tendremos que reformular nuestra comprensión de nuestra propia biología en términos más milagrosos. Apenas estamos comenzando a comprender el amplio e inexplotado potencial humano que tenemos a nuestra disposición: la extraordinaria capacidad del ser humano para influir sobre el mundo.

Este potencial es nuestro derecho de nacimiento, y no sólo el de algunos maestros.

Nuestros pensamientos pueden ser un recurso inagotable que podemos usar para curar nuestras enfermedades, limpiar nuestras ciudades y mejorar el planeta. Puede que tengamos el poder colectivo para mejorar la calidad de nuestro aire, de nuestra agua, los índices de criminalidad y de accidentes, y el nivel educativo de nuestros hijos.

Un pensamiento bien dirigido puede ser una forma simple y eficaz de que el hombre de la calle asuma la responsabilidad de los problemas globales.

Este conocimiento puede devolvernos un sentimiento de poder individual y colectivo que nos ha sido arrebatado en gran parte por la visión que ha adoptado la ciencia moderna, según esta visión, vivimos en un universo indiferente poblado de cosas aisladas e impasibles.

De hecho, una mejor comprensión del poder del pensamiento consciente puede producir un acercamiento entre la ciencia y la religión al ofrecer una prueba científica de la comprensión intuitiva de que la vida es mucho más que un ensamblaje de sustancias químicas y señales eléctricas.

Debemos abrir nuestras mentes a la sabiduría de muchas tradiciones indígenas, las cuales tienen una comprensión intuitiva de la intención. Prácticamente todas estas culturas describen un campo de energía unificado no muy distinto al Campo Punto Cero. Estas culturas comprenden nuestra posición dentro de una jerarquía de energía, y el valor de elegir con cuidado el tiempo y el lugar como lo relata Greeg Braden en su libro La Matriz Divina.

La ciencia moderna de la influencia remota ha presentado finalmente pruebas que confirman estas antiguas creencias intuitivas sobre la manifestación, la curación y el poder de los pensamientos, haríamos bien en  comprender, al igual que lo hacen estas antiguas culturas, que cada pensamiento es sagrado, y que tiene el poder de adquirir una forma física.

La ciencia moderna y las antiguas prácticas nos pueden enseñar cómo utilizar el extraordinario poder de nuestra intención. 

Si pudiésemos aprender a usar nuestro potencial, podríamos cambiar el mundo, la medicina, la curación, la educación, incluso nuestra interacción con la tecnología, todo ello se vería beneficiado por nuestra mayor comprensión de la inextricable relación entre la mente y el mundo. La comprensión del extraordinario poder de la conciencia humana nos llevaría a conocernos mejor a nosotros mismos en toda nuestra complejidad.

La ciencia de vanguardia es el arte de indagar sobre lo imposible. Todos los grandes descubrimientos de la historia han surgido de una pregunta absurda. 

Veamos algunos preguntas como lo expresa Lynne McTaggart[6]  en su libro  El experimento de la Intención:

¿Y si un gigantesco objeto metálico pudiese vencer la fuerza de la gravedad?

 ¿Y si la Tierra no tuviese fin y uno pudiese navegar hasta allí?

¿Y si el tiempo no fuera absoluto sino que dependiera del lugar donde uno está?[7]

Todos los descubrimientos sobre la intención y la influencia remota han surgido
también de una pregunta aparentemente absurda:

 ¿y si nuestros pensamientos pudiesen afectar a los objetos que nos rodean?[8]

¿y si un pensamiento colectivo pudiese curar a distancia?, que es como preguntar:
 ¿y si un pensamiento pudiese curar al mundo?

¿Te imaginas el potencial de cambiar el enfoque de nuestra percepción?

Recuerda lo que decía Wayne Dyer:


 “Cuando cambias la forma de ver las cosas, las cosas que ves cambian”

La auténtica ciencia, la que no tiene miedo de explorar los oscuros corredores de nuestra ignorancia, siempre comienza con una pregunta impopular, incluso si no hay ninguna posibilidad de obtener una respuesta inmediata —aun si la respuesta representa una amenaza para nuestras creencias más preciadas--.

Los científicos que trabajan en la investigación de la conciencia deben hacer constantemente preguntas impopulares sobre la naturaleza de la mente y el alcance de su poder, recuerda que la parte más importante de la investigación científica está en la simple disposición para hacer este tipo de preguntas.

Como comentó Bob Barth, director de la Oficina de Investigaciones sobre la Oración, cuando se le preguntó si la investigación sobre la oración podría continuar en vista de los resultados del estudio STEP[9]: «No podemos encontrar las respuestas si no seguimos haciendo las preguntas».

Te comentaré brevemente dada la extensión de este post algunos de los estudios que se han hecho:

Te vuelvo a preguntar ¿y si nuestros pensamientos pudiesen afectar a los objetos que nos rodean? ¿Podríamos influir con nuestro pensamiento en los resultados de una máquina, más específicamente sobre una computadora? Mientras piensas la respuesta te contaré de este experimento:

1 Experimento:

Una serie de experimentos que han realizado Robert Jahn, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Princeton, y Brenda Dunne, directora del Laboratorio de Investigaciones Anómalas de la misma universidad (Laboratorio PEAR, según sus siglas en inglés) a lo largo de 25 años han demostrado que el hecho de tener ciertos pensamientos dirigidos podía afectar al propio cuerpo de la persona, a objetos inanimados y a prácticamente todos los seres vivos, desde los organismos unicelulares hasta los seres humanos.

Elos dirigieron lo que se convirtió en un gigantesco esfuerzo internacional por cuantificar la «micro psicoquinesis», el efecto de la mente sobre los generadores de sucesos aleatorios (GSA) que realizan el equivalente electrónico de echar una moneda al aire.

Los resultados que obtenían estas máquinas (el equivalente informático de cara o cruz) eran controlados por una frecuencia alternada aleatoria de pulsaciones negativas y positivas. Como su actividad dependía totalmente del azar, cada una producía «caras» y «cruces» aproximadamente el 50% de las veces, conforme a las reglas de la probabilidad.
La configuración más común de los experimentos con GSA consistía en una pantalla de ordenador en la que alternaban aleatoriamente dos atractivas imágenes - por ejemplo, de indios y vaqueros-.

A los participantes en los experimentos se les pedía que se sentaran frente al ordenador y que intentaran influir sobre la máquina para que originase más de un cierto tipo de imágenes  --más vaqueros, por ejemplo—, luego que la influenciaran para que produjese más imágenes de indios, y finalmente que no intentasen influenciarla en absoluto.

Después de más de dos millones y medio de pruebas, Jahn y Dunne demostraron claramente que la intención humana puede influir sobre estos dispositivos electrónicos en la dirección deseada y sus resultados fueron duplicados independientemente por 68 investigadores.

Piensas que el pensamiento puede alterar el comportamiento de los animales? Por ejemplo ¿Crees que con solo pensar y enviar una intención puedes modificar el sentido en que nadan los peces o afectar al sistema nervioso autónomo de otra? Veamos este experimento:


2 Experimento:

El mayor y más persuasivo conjunto de pruebas ha sido reunido por William Braud, psicólogo y director de investigaciones del  Mind Science Foundation en San Antonio, Texas[10], y, más tarde, del Instituto de Psicología Transpersonal.

Braud y sus colegas demostraron que los pensamientos humanos pueden alterar la dirección en que nadan los peces y  el movimiento de otros animales, como los jerbos[11], y la descomposición de las células en un laboratorio.

Braud también diseñó algunos de los primeros experimentos bien controlados acerca de la influencia mental sobre los seres humanos. En una serie de experimentos, demostró que una persona podía afectar al sistema nervioso autónomo de otra (o al mecanismo de lucha o huida).

 La actividad electrodermal (AED) es una medida de la resistencia de la piel y muestra el estado de estrés de un individuo; generalmente se produce un cambio en la AED cuando alguien está estresado o no se siente a gusto.16 El experimento de Braud examinó el efecto que tenía sobre la AED el hecho de ser observado, una de las maneras más simples de aislar el efecto de la influencia a distancia sobre un ser humano. Comprobó repetidamente que la gente era estimulada de manera subconsciente cuando se la observaba.[12]

Incluso algunos de los experimentos más rudimentarios del dominio de la mente sobre la materia han tenido resultados sorprendentes. Uno de estos primeros experimentos consistía en influenciar los resultados de una tirada de dados. Hasta la fecha, 73 estudios han examinado los esfuerzos de 2500 personas por influir sobre más de dos millones v medio de tiradas de dados, con un éxito extraordinario.

Cuando todos los estudios fueron analizados en conjunto, tomando en cuenta su calidad y los informes selectivos, las probabilidades de que los resultados fuesen producidos exclusivamente por el azar eran de 1 entre 10 elevado a la potencia 76 (uno seguido de setenta y seis ceros).[13]  

¿Tienes plantas en tu casa? o ¿Qué pensarías si te dijeran que las mismas son afectadas por tu intención y pensamiento? ¿Crees que no saben lo que piensas? Fíjate en este experimento:

3 Experimento

Este otro experimento fue realizado por Cleve Backster [14]  quien fue uno de los primeros en proponer que las plantas son afectadas por la intención humana y se hizo famoso gracias a una serie de experimentos que pretendían demostrar que los organismos vivos registran los pensamientos de una persona y responden a ellos.[15]

Este descubrimiento se produjo por casualidad en 1966.

Backster tenía la reputación de ser el mayor experto del país en el uso del polígrafo. Durante la Segunda Guerra Mundial, se había interesado mucho en la psicología de la mentira, y en el uso de la hipnosis y del «suero de la verdad» en el contraespionaje, y había usado estos conocimientos para refinar la prueba del polígrafo hasta convertirla en todo un arte. Había puesto en marcha su primer programa de contraespionaje para la CIA varios años después de la guerra, y luego había fundado la Escuela Backster de Detección de Mentiras, que, cincuenta años después de haber abierto sus puertas, sigue siendo la
principal escuela del mundo en la enseñanza de técnicas poligráficas.[16]

Una mañana de febrero, alrededor de las siete, después de haber trabajado toda la noche, Backster hizo una pausa para tomarse un café y regar la dracaena y el ficus de su oficina. Mientras llenaba la regadera, se preguntó si podría ser posible medir el intervalo de tiempo que tardaría el agua en subir por el tallo desde las raíces y llegar hasta las hojas, sobre todo en la dracaena, una planta con un tallo muy largo. Se le ocurrió que podía hacer esto conectando la dracaena a uno de sus polígrafos; una vez el agua llegara al lugar entre los
electrodos, la humedad contaminaría el circuito y sería registrada como una caída en la resistencia.

Un detector de mentiras es sensible al menor cambio en la conductividad eléctrica de la piel, que es causada por un aumento de la actividad de las glándulas sudoríparas, que a su vez están controladas por el sistema nervioso simpático. La parte de la prueba del polígrafo referente a la respuesta galvánica de la piel muestra la resistencia eléctrica de la piel, al igual que el óhmetro de un electricista registra la resistencia eléctrica de un circuito.

Un detector de mentiras también monitorea los cambios en la presión sanguínea, la respiración y las pulsaciones por minuto. Niveles bajos de conductividad eléctrica indican
poco estrés y un estado tranquilo. Niveles altos de actividad electrodermal muestran que el sistema nervioso simpático, que es sensible al estrés o a ciertos estados emocionales, está sobrecargado —algo que sucedería cuando alguien está mintiendo—. Una lectura del polígrafo puede ofrecer pruebas de la presencia de estrés en el sistema nervioso simpático incluso antes de que la persona analizada sea consciente de ello.

En 1966, lo más avanzado en tecnología era un conjunto de placas de electrodos que se colocaban en dos dedos del sujeto, y a través de las cuales pasaba una débil corriente eléctrica. Los menores aumentos o disminuciones de la resistencia eléctrica eran captados por las placas y registrados en un gráfico sobre el que una aguja trazaba una línea continua de dientes de sierra. Cuando alguien miente o experimenta alguna emoción fuerte (como excitación o miedo), el zigzagueo se hace mucho más pronunciado y la línea se dispara
hacia la parte alta del gráfico.

Backster colocó una de las largas hojas de la dracaena entre los dos electrodos del detector de mentiras y la rodeó con una goma elástica. Después de regar la planta, esperaba ver una línea ascendente en el gráfico del polígrafo, lo que correspondería a una caída en la resistencia eléctrica de la hoja a medida que el contenido de humedad aumentaba. Pero, al verter el agua, sucedió exactamente lo contrario. La primera parte del trazado tomó una dirección descendente y luego ascendió repentinamente, algo muy parecido a lo que sucede cuando una persona tiene miedo a que detecten que está mintiendo.

En ese momento Backster pensó que estaba presenciando una reacción de tipo humano, aunque más tarde descubriría que el material aislante entre las células de las plantas produce una descarga eléctrica que semeja la reacción humana de estrés. Decidió que si la planta estaba realmente mostrando una reacción emocional, tendría que buscar algún tipo de poderoso estímulo emocional para intensificar esta respuesta.

Cuando a una persona se le hace la prueba del polígrafo, la mejor forma de determinar si está mintiendo es hacerle una pregunta directa y específica, de modo que cualquier respuesta que no sea verdad produzca una inmediata y poderosa reacción de su sistema nervioso simpático:   «¿Fue usted quien disparó dos balazos a Joe Smith?».

Para provocar el equivalente a la alarma en una planta, Backster sabía que necesitaba amenazarla con algo que pusiera en peligro su vida. Intentó sumergir una de las hojas de la planta en una taza de café, pero eso no produjo ninguna reacción interesante en el gráfico —solamente una continuación del movimiento descendente de la linea— Si este trazado correspondiese a un ser humano, Backster habría concluido que el sujeto estaba cansado o aburrido. Era obvio que necesitaba una amenaza inmediata y poderosa. Entonces se le ocurrió que podía encender una cerilla y quemar la hoja en cuestión.

En el mismo instante en que tuvo esa idea, la línea del polígrafo se disparó hacia la parte alta del gráfico hasta casi salirse de él. No había quemado la planta; sólo había pensado en hacerlo. Según el polígrafo, la planta había captado el pensamiento, lo había considerado una amenaza directa y se había alarmado mucho.

Backster corrió hasta el escritorio de su secretaria en busca de cerillas. Cuando regresó, el polígrafo continuaba registrando el estado de alarma de la planta. Encendió una cerilla y la colocó debajo de una de las hojas.

La línea continuó su trayecto zigzagueante. Backster volvió a dejar la caja de cerillas en el escritorio de su secretaria. El trazado se hizo más regular y comenzó a aplanarse. No supo cómo interpretar lo sucedido.

 Hacía mucho tiempo que le atraía la hipnosis y las ideas sobre el poder del pensamiento y la naturaleza de la conciencia. Incluso había realizado algunos experimentos de hipnosis durante su trabajo con la unidad de contraespionaje del ejército y la CIA, como parte de una campaña diseñada para detectar el uso de técnicas de hipnosis en el espionaje ruso.

Pero esto era algo mucho más extraordinario. La dracaeria, por lo visto, había leído sus pensamientos.

Esto sólo podría haber ocurrido en el caso de que la planta poseyera algún tipo de sofisticada percepción extrasensorial. Debía de estar en algún tipo de sintonía con su entorno, y ser capaz de captar mucho más que la información sensorial proveniente del agua o de la luz.

Backster modificó el polígrafo y amplificó las señales eléctricas para que fueran altamente sensibles al menor cambio eléctrico en las plantas. Él y su socio, Bob Henson, decidieron repetir el experimento inicial.

 Backster se pasó los dieciocho meses siguientes monitorizando las reacciones de las otras plantas de la oficina ante su entorno. Descubrieron una serie de características. Las plantas estaban en sintonía con las idas y venidas de la persona que las cuidaba.[17]

También tenían un cierto sentido de la «territorialidad» v no reaccionaban ante los acontecimientos que se producían en las otras oficinas cercanas al laboratorio de Backster. También parecían estar en sintonía con Pete, el dóberman de Backster, que pasaba el día en la oficina.

Y lo más intrigante de todo es que parecía haber un flujo bidireccional continuo de información entre las plantas y los otros seres vivos del entorno.

Un día, Backster puso a hervir su tetera para hacer café y se dio cuenta de que había puesto demasiada agua. Pero cuando vertió el agua sobrante en el fregadero, vio que el polígrafo había detectado una intensa reacción de las plantas.

El fregadero no era un lugar muy higiénico; de hecho, nadie había limpiado el desagüe hacía meses. Decidió tomar algunas muestras del desagüe y examinarlas bajo el microscopio. Descubrió una verdadera jungla de bacterias que vivían en las tuberías del desagüe. Al verse amenazas por el agua hirviendo,

 ¿es posible que las bacterias hubiesen emitido algún tipo de llamada de socorro antes de morir, una llamada que luego fue captada por las plantas?

Backster, que sabía que sería ridiculizado si presentaba hallazgos como éstos ante la comunidad científica, contrató a un impresionante equipo de químicos, biólogos, psiquiatras, psicólogos y físicos para que lo ayudaran a diseñar un experimento sin ningún punto débil.

 En sus primeros experimentos, Backster había usado el pensamiento y la emoción humanos como factores desencadenantes de las reacciones de las plantas. Los científicos le recomendaron que no usara la intención como estímulo porque dificultaba el diseño de un experimento riguroso.

 ¿Cómo puedes establecer un control para el pensamiento humano —por ejemplo, una intención de hacer daño?—.  La comunidad científica ortodoxa podría entonces desechar fácilmente los resultados del experimento. Tenía que crear un laboratorio en el que no hubiera ningún otro ser vivo además de las plantas, para asegurarse así de que éstas no se distrajeran, por decirlo de alguna manera.

La única forma de lograr esto era automatizar totalmente el experimento. Pero también necesitaba un estímulo potente. Trató de imaginar el acto que produjera la reacción más intensa, algo que provocase en las plantas el equivalente al horror más total.

Comprendió que la única manera de obtener resultados inequívocos era cometer el equivalente a un genocidio en masa. Pero ¿qué ser vivo podía matar en grandes cantidades sin despertar la ira de los antiviviseccionistas y sin que lo detuviera la policía?

Obviamente no podía ser una persona ni ningún animal de gran tamaño. Ni siquiera quería matar a ninguno de los animales con los que se suelen hacer experimentos, como los ratones o los conejillos de indias.

El mejor candidato era la artemia salina. Su único destino, por lo que sabía, era convertirse en pienso para los peces tropicales. Sólo se opondrían los antiviviseccionistas más fanáticos.[18]

Backster y Henson construyeron un dispositivo que seleccionara aleatoriamente una entre seis situaciones posibles. En una de estas seis, una pequeña taza con artemia salina se vaciaría en una olla de agua hirviendo. El dispositivo fue colocado en una de las seis oficinas del laboratorio, y luego se situó una planta conectada a un polígrafo en cada una de las tres oficinas emplazadas en el otro extremo del laboratorio. El cuarto polígrafo, conectado a una resistencia fija para asegurarse de que no hubiese ningún aumento de
voltaje, actuaba como control.

A finales de los sesenta, cuando Backster instaló su laboratorio, aún no se habían inventado los microordenadores. Para esta tarea, creó un novedoso programa mecánico, que operaba con un interruptor temporizado, para desencadenar cada acontecimiento en el proceso automatizado.

Después de activar el interruptor, Backster y Henson saldrían del laboratorio para evitar que su presencia o sus pensamientos afectasen a los resultados. Backster tenía que eliminar la posibilidad de que las plantas estuviesen más en sintonía con él y su colega que con un asesinato de anemias salinas en el otro extremo del pasillo.

Backster y Henson hicieron el experimento varias veces. Los resultados eran inequívocos: los polígrafos de las plantas con electrodos registraban subidas significativas justo en el momento en que las artemias salinas caían en el agua hirviendo.

Años después de hacer este descubrimiento …Backster recordaría este momento como aquel en el que sus plantas captaron una gran perturbación en el campo de la Fuerza, y él había descubierto la forma de medirla.

Si las plantas podían captar la muerte de un organismo en el otro lado del pasillo, debe de querer decir que todas las formas de vida están exquisitamente en sintonía unas con otras. Los seres vivos deben de captar y transmitir información de un lado a otro en cada momento, especialmente en situaciones de amenaza o de muerte.

Backster publicó los resultados de su experimento en varias respetadas revistas de investigación paranormal y dio una charla ante la Asociación de Parapsicología durante su décima reunión anual.

 Los parapsicólogos valoraron la contribución de Backster y repitieron su experimento en una serie de laboratorios independientes, especialmente en el del ruso Alexander Dubrov, doctor en botánica y fisiología de las plantas.

 La contribución de Backster fue incluso glorificada en un libro de gran venta, titulado The Secret Ufe of Plants (La vida secreta de las plantas].[19]

No quiero  tomarte más tiempo y te agradezco el que me hayas acompañado en este recorrido, quedarían otras preguntas para contestar como por ejemplo:

¿Existe en una influencia remota entre personas con un vínculo emocional? o sea si tú tienes en determinado momento un estímulo visual por ejemplo, ¿el mismo se produce en el otro ser con el que estas relacionado emocionalmente aunque estén a una distancia?, más claramente ¿El cerebro del receptor reacciona como si estuviese viendo la misma imagen al mismo tiempo? o ¿puede la estimulación de una persona ser sentida por el sistema nervioso central de otra?

¿Dónde se generan los presentimientos, en el corazón o en el cerebro? y ¿El corazón piensa?

¿La oración tiene efecto curativo y si es así funciona a distancia?

Hay más preguntas que podríamos hacer y buscar el resultado de los experimentos científicos que se han hecho.

Todo esto nos lleva de vuelta a las preguntas del principio:

¿Tiene la mente algún poder sobre la materia?

¿Es posible que nuestros pensamientos, nuestros deseos y oraciones puedan producir cambios objetivos en el mundo?

 ¿Son los pensamientos meros procesos cerebrales que sólo afectan al mundo en la medida en que nos llevan a la acción? ¿O hay algo más?

Quizás te abrí una puerta que te puede producir vértigo, pero que te libera si te atreves a cruzarla y transitar el sendero.

No olvidemos lo que el Profesor de Física y Astronomía de la Universidad Johns Hopkins Richard Conn Henry publicó en  la prestigiosa revista científica  Nature, en julio de 2005 un artículo donde postula que el universo es inmaterial, mental y espiritual.

Si esto es cierto, entonces tú como yo o todos podemos reescribir la “realidad” con nuestra intención por lo tanto como lo expresara Henry Ford: “Cuando cambias la forma de mirar las cosas, las cosas que miras cambian”.

¿Te atreves?

Eduatdo Seleson    










[1] El Experimento de la Intención de Lynne Taggart ed. Sirio

[2] El campo de punto cero, llamado también vacío cuántico o mar de Dirac, constituye sin duda el punto de mira de la ciencia actual. Parece ser que desde la estrella más distante hasta los pequeñísimos corpúsculos, como el electrón y el quark, o incluso si dirigimos nuestra mirada a la célula de la materia viva, todo está envuelto en un mar de energía e información, gracias al cual todo está conectado con lo demás en una trama invisible (como una tela araña), es un campo de información, en forma de ondas de torsión generadas por el spin de las partículas y que se extienden a lo largo de todo el Universo.
El impulso magnético asociado al spin o movimiento de rotación de todas las partículas subatómicas está registrado en el mar de energía virtual del vacío en forma de vórtices o remolinos. El Campo punto cero está relacionado con la energía del punto cero y es en física, la energía más baja que un sistema físico-mecano- cuántico puede poseer, y es la energía del estado fundamental del sistema. El concepto de la energía del punto cero fue propuesto por Albert Einstein y Otto Stern en 1913 , y fue llamada en un principio "energía residual”
Fuente: (https://es.wikipedia.org/wiki/Energ%C3%ADa_del_punto_cero)

[3] El experimento de la Intención pag.6

[4] El Instituto James Franck de la Universidad de Chicago es el principal instituto en los EE.UU. para la investigación interdisciplinaria en la intersección de la física, la química y la ciencia de los materiales. El Instituto es el hogar de los científicos de la física de la materia condensada, física y química de los materiales, física atómica, molecular y óptica, y la biofísica.

[5] Gregg Braden (nacido el 28 de junio de 1954) ex jefe del Depto. De Geologia de la Philips Petroleum y diseñador de sistemas computarizados para la NASA, es un autor estadounidense de la literatura de la Nueva Era, quien escribió sobre el fenómeno de 2012 y se hizo notar por su afirmación de que la polaridad magnética de la tierra estaba a punto de revertir.
[6] Lynne McTaggart es una reconocida periodista y autora del bestseller El campo (www.livingthefield.com).  Como cofundadora y directora editorial de What Doctors DonTell You [Lo que los médicos no te dicen] (www.wddty.co.uk), publica boletines informativos sobre temas de salud que se cuentan entre los mejor valorados del mundo. Además, es editora de Liting the Field , un curso que ayuda a aplicar la ciencia de El Campo a la vida cotidiana. Se ha convertido en una respetada autoridad internacional en el campo de la ciencia y la espiritualidad.
Lynne McTaggart es también la autora de The Baby Brokers: The Marketing of White Babies in America (The Dial Press) y Kathleen Kennedy: Her Life and Times (The Dial Press/Weidenfeld & Nicolson en el Reino Unido). El Campo What Doctors Don'ʹt Tell You han sido traducidos a muchos idiomas en todo el mundo. Ella y su marido, Bryan Hubbard (cofundador de What Doctors Don'ʹt Tell You),viven y trabajan en Londres con sus dos hijas.

[7] El Experimento de la Intención pag. 225

[8] El Experimento de la Intención pag. 226

[9] STEPEstudio de los efectos terapéuticos de la oración peticionaria.

[10] La misión de la Mind Science Foundation es explorar el vasto potencial de la mente humana de una manera científica, para el mejoramiento de la humanidad. Establecida por el filántropo  Thomas Baker Slick in 1958. MSF es uno de los principales patrocinadores internacionales de las subvenciones de datos piloto para la investigación sobre la conciencia. Entre los galardonados recientes están :
Fred Gage - Instituto de Estudios Salk Biologicos, Susan Greenfield - Universidad de Oxford , Christof Koch - Instituto Tecnologico de California y V.S. Ramachandran - Universidad de California San Diego .
[11] El Jerbo también llamado rata del desierto es un animal esbelto con el cuello muy corto, unos ojos bastante grandes y redondeados y unas orejas ovaladas, las patas traseras sonm[as largas que las delanteras para permitirle el salto, este roedor mide 12 cm,  sin incluir la cola que mide otros 10 cm.


[12] El Experimento de la Intención pag. 17

[13] El Experimento de la Intención pag. 17

[14] Grover Cleveland "Cleve" Backster, Jr. (27 de febrero de 1924 - 24 de junio de 2013) fue un especialista en interrogatorios de la CIA, más conocido por sus experimentos con plantas usando un instrumento de polígrafo en los años sesenta que condujeron a Su teoría de la "percepción primaria", en la que afirma que las plantas "sienten dolor" y tienen una percepción extrasensorial (ESP), que fue ampliamente reportada en los medios de comunicación aunque en principio fue rechazada por la comunidad científica.

[15] El Experimento de  la Intención pag. 74

[16] El Experimento de  la Intención pag. 74 y 75

[17] El Experimento de la Intención pag. 76

[18] El Experimento de la Intención pag. 77

[19] El Experimento de la Intención pag. 78