VidaPlena

domingo, 25 de noviembre de 2018

Los Principios de la Verdad Pte. 2

Vamos a continuar con el desarrollo del tercer, cuarto y quinto principio, y permíteme que te recalque que para que estos principios te resulten útiles no debes intelectualizarlos, usando la lógica sino vivenciarlos, probando cada uno de ellos.

El Tercer Principio denominado El Principio de Vibración dice:

Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra”

Este principio encierra la verdad de que todo está en movimiento, de que nada permanece inmóvil, principio que como vimos lo confirma por su parte la ciencia moderna, y cada nuevo descubrimiento lo verifica y comprueba.

Si como venimos hablando todo es información y energía, ésta siempre está en movimiento, vibrando permanentemente a diferentes frecuencias. 

¿No te llama la atención que este principio hermético fuera enunciado hace cientos de años por los Maestros del antiguo Egipto?

Este principio explica las diferencias entre las diversas manifestaciones de la materia, de la fuerza, de la mente y aun del mismo espíritu, las que no son sino el resultado de los varios estados vibratorios.

Desde el TODO, que es puro espíritu, hasta la más grosera forma de materia, todo está en vibración: cuanto más alta es esta, tanto más elevada es su posición en la escala. La vibración del espíritu es de una intensidad infinita; tanto, que prácticamente puede considerarse como si estuviera en reposo, de igual manera que una rueda que gira rapidísimamente parece que está sin movimiento.

Y en el otro extremo de la escala hay formas de materia densísima, cuya vibración es tan débil que parece también estar en reposo. Entre ambos polos hay millones de millones de grados de intensidad vibratoria.

Desde el cuanto y el electrón, desde el átomo y la molécula hasta el astro y los Universos, todo está en vibración.

Y esto es igualmente cierto en lo que respecta a los estados o planos de la energía o fuerza (la que no es más que un determinado estado vibratorio), y a los planos mentales y espirituales.

Una perfecta comprensión de este principio habilita al estudiante a controlar sus propias vibraciones mentales, y al hacer esto consciente o inconscientemente dirige la energía como una antena transmisora.

Bien, en 1801 Thomas Young[1] realizó un experimento conocido como el experimento de la doble rendija, donde intentó discernir sobre la naturaleza corpuscular u ondulatoria de la luz, en 1961  se repitió bajo el paradigma cuántico el mismo experimento en forma más rigurosa por un grupo de científicos italianos liderado por Pier Gregorio Merli utilizando electrones y mostrando la dualidad onda-corpúsculo de las partículas subatómicas, comprobando las hipótesis mecánico cuánticas predichas por Richard Freynman y repetido de manera concluyente en1989 por un equipo japonés liderado por Akira Tonomura y que trabajaba para la compañía Hitachi.[2]

Me puedes preguntar: ¿para qué me cuentas estos experimentos?, te respondo: ... pues la conclusión importante que surgió de esto es que la atención y observación de la onda transforma la misma en una partícula, y la partícula es la base de la materia, o sea que la atención modifica el estado de la onda convirtiéndola en partícula, y la partícula es la base de la materia, te repito la conclusión que puse más arriba: 

Una perfecta comprensión de este principio habilita al estudiante a controlar sus propias vibraciones mentales, y al hacer esto consciente o inconscientemente dirige la energía como una antena transmisora.”

Y que dice el Tercer Principio de la filosofía Huna: La energía fluye donde se dirige la atención.

El Cuarto Principio denominado El Principio de la Polaridad dice:

“Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semi verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse”.

Este principio explica que en cada cosa hay dos polos, dos aspectos, y que los “opuestos” no son, en realidad, sino los dos extremos de la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados entre ambos.

El calor y el frío, aunque opuestos, son realmente la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados de aquella. Mira un termómetro y trata de averiguar donde empieza el calor y donde termina el frío.

No hay nada que sea calor absoluto en realidad, indicando simplemente ambos términos, frío y calor, son diversos grados de la misma cosa, y que ésta se manifiesta en esos opuestos no es más que los polos de eso que se llama Calor, o sea la manifestación del principio de polaridad que nos ocupa.

El mismo principio se manifiesta en la luz” y la “oscuridad”, las que, en resumen, no son sino la misma cosa, siendo ocasionada la diferencia por la diversidad de grado entre los dos polos del fenómeno. ¿Dónde termina la oscuridad y dónde empieza la luz? ¿Cuál es la diferencia entre grande y pequeño? ¿Cuál entre duro y blando? ¿Cuál entre blanco y negro? ¿Cuál entre alto y bajo? ¿Cuál entre positivo y negativo?

El principio de polaridad explica esta paradoja.

El mismo principio opera de idéntica manera en el plano mental. Tomemos, por ejemplo, el amor y el odio, dos estados mentales completamente distintos aparentemente, y notaremos que hay muchos grados entre ambos; tantos, que las palabras que nosotros usamos para designarlos, “agradable” y “desagradable”, se esfuman una en la otra, hasta tal punto que muchas veces somos incapaces de afirmar si una cosa nos causa placer o disgusto.

Todas no son más que gradaciones de una misma cosa, como lo comprenderás claramente por poco que medites sobre ello. Y aún más que esto, es posible cambiar o transmutar las vibraciones de odio por vibraciones de amor, en la propia mente y en la mente de los demás.

Quizás has tenido experiencias en ti mismo o lo has visto en los demás la rápida e involuntaria transición del amor en odio y recíprocamente, por ejemplo, tienes un gran amigo y en determinado momento descubres que ha actuado en lo que crees que te traicionó, posiblemente primero sentís una gran decepción debido a que tus expectativas respecto a la idea que tenías sobre él fueron traicionadas y además dependiendo de tus creencias  puedes transmutar el cariño que le tenías en odio, pero, también puedes transmutar por la aplicación de este principio el “mal” en “bien”.

La perfecta comprensión de este principio capacita para cambiar la propia polaridad, así como la de los demás, si uno se toma el tiempo y estudia lo necesario para dominar este arte.

Al respecto el Dr. David R. Hawkins dice: … al evolucionar la percepción misma con los niveles propios de la conciencia, se torna aparente que lo que el mundo llama el dominio de las causas es de hecho el dominio de los efectos... Al tomar responsabilidad por las consecuencias de sus propias percepciones, el observador puede trascender el papel de víctima entendiendo de que “nada externo tiene poder sobre uno”. No son los eventos de la vida, sino la forma como uno reacciona ante ellos lo que determina si tales eventos tienen un efecto positivo o negativo en la vida de uno, si deben ser experimentados como una oportunidad o como estresantes.[3]

En este principio la sabiduría Huna toma otro aspecto, pero puede servirte para aplicarlo si quieres realmente trabajar sobre él, al respecto dice el Cuarto Principio:

Ahora es el Momento de Poder.

Es interesante lo que dice este principio de la Filosofía Huna, aquí aparece la pregunta: ¿Por qué ahora?, pues bien, siempre es ahora, el pasado pasó y el futuro no existe, es un pensamiento, por lo que Ahora, es el único momento donde puedes utilizar tu poder.

El Quinto Principio denominado El Principio del Ritmo dice:

Todo fluye y refluye; todo tiene sus peodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación.

Si nos fijamos bien, veremos que en el universo todo son ciclos, ritmos, periodos... lo podemos ver en los objetos celestes, en la Tierra, en nuestro propio organismo, ritmo cardíaco, ritmo circulatorio, la música, etc.

La ciencia puede describir esos ritmos en el plano material (de hecho, es la mejor posicionada para hacerlo y la más fiable), pero no puede explicar su causa, ya que esta se sitúa más allá del plano material, y aquí recordemos el primer principio que dice: Todo es Mente- el universo es inmaterial, mental y espiritual-.  

El conocimiento de este Principio - Principio del Ritmo- o si preferís llamarlo Ley del Ritmo se pierde en la noche de los tiempos.

Este principio encierra la verdad de que todo se manifiesta en un determinado movimiento de ida y vuelta; un flujo y reflujo, una oscilación de péndulo entre los dos polos que existen de acuerdo con el principio de polaridad, descripto antes.

Hay siempre una acción y una reacción, un avance y un retroceso, una ascensión y un descenso.

Y esta ley rige para todo; soles, mundos, animales, mente, energía, materia.
Esta ley lo mismo se manifiesta en el progreso como en la decadencia de las naciones, en la vida, en las cosas todas, y, finalmente, en los estados mentales del hombre, y es con frecuencia a esto último que este principio es el más importante.

Los antiguos habían descubierto este principio, encontrándolo de aplicación universal, sabían que no podían anular el principio o impedir que opere, pero aprendieron a eludir sus efectos hasta un cierto grado, a neutralizar la oscilación rítmica pendular que tendería a arrastrarlos de un extremo hacia el otro, se dieron cuenta que esta neutralización dependía del dominio que se tenga sobre mismos y su proyección hacia dicho principio.

Todos los que han adquirido cierto grado de dominio sobre mismos ejecutan esto hasta cierto punto, consciente o inconscientemente, pero aquél que lo efectúa conscientemente, y por el solo poder de su voluntad alcanza un grado tal de estabilidad y firmeza mental casi imposible de concebir por la inmensa muchedumbre que va y viene en un continuado movimiento ondulatorio, impulsada por ese principio de ritmo. 

Espero no te haya resultado muy complicado y te agradezco me sigas acompañando en esta segunda parte, espero nos encontremos en la tercera y última parte.
                                        
 
  

                                           Namaste





       



                    


[1] Thomas Young (Reino Unido 13 de junio 1773 - 10 de mayo 1829) fue un científco ingles que es célebre por su experimento de la doble rendija que mostraba la naturaleza ondulatoria de la luz y por haber ayudado a descifrar los jeroglíficos egipcios de la piedra Rosetta.
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_de_Young
[3] El Poder contra la Fuerza- Los Determinantes Ocultos del Comportamiento Humano – Dr. David R. Hawkins M.D., Ph. D. – doctor en Medicina y Filosofía Edición Junio 2012, pag. 54