Estamos presenciando la instauración de una
civilización de alcance planetario. Las distancias espacio-temporales que
salvaguardaban la diversidad y nutrían las diferencias están siendo
progresivamente disueltas por la economía y el pensamiento únicos, por la nueva
cultura de la instantaneidad - favorecida por el imparable despliegue de los
medios de comunicación-, y por la homogeneidad de la cultura de masas. Esta
instantaneidad amenaza con sustituir a los
ritmos elocuentes de la vida y con cegarnos para su significado, lo que llamamos realidad es una construccion social y la normaldad es la psicopatología de la media.
Prueba de ello lo vimos en los últimos meses, con las elecciones en distintos países latinoamericanos, los juegos egoícos, donde los partidarios de un partido son enemigos unos del otro, no son adversarios, son enemigos, las protestas llamadas “pacíficas”, son todo menos pacíficas, y la violencia se enseñorea en su campo que es el miedo.
Prueba de ello lo vimos en los últimos meses, con las elecciones en distintos países latinoamericanos, los juegos egoícos, donde los partidarios de un partido son enemigos unos del otro, no son adversarios, son enemigos, las protestas llamadas “pacíficas”, son todo menos pacíficas, y la violencia se enseñorea en su campo que es el miedo.
La diversidad, diferencia que no aísla se basa en el respeto por el otro y es la condición de posibilidad de todo diálogo, y la dinámica creativa parece estar dando paso a la uniformidad, que es la caricatura o la versión metafísicamente invertida de la unidad.
Estamos cada vez más aislados a pesar de estar mucho más conectados, la instantaneidad de la información hace que cada vez nuestro razonamiento y sentir sea más superficial y vacío, hemos olvidado preguntarnos ¿Quién soy? y menos intentar conocernos, ya no tenemos paciencia de leer un texto que tenga más de 5 líneas.
Todo este “juego”, el de las polaridades puede ser llevado a cabo pues estamos dormidos para la realidad e identificados con un mundo onírico, en el ámbito del miedo, esto hace que nuestra proyección de la propia mente del soñador y su supuesta realidad “objetiva” es correlativa a la de nuestra personalidad separada, que tiene, al igual que el sueño, la cualidad de ser subjetivo e incompartible.
Este mundo que “percibimos como real”, es producto de la mente, es subjetivo, está encerrado en la mente, es fragmentario, temporal, personal y se asienta en nuestras creencias y memoria, la vivencia egoica está condicionada: al habernos definido a nosotros mismos, el ego ha definido ya lo que le hará feliz o infeliz, lo que le hará sentirse pleno o insatisfecho, lo que le hará sentirse ser o no ser.
Cuando el yo se vivencia, no desde su realidad, sino desde la idea que tiene de sí, su acción pasa a ser defensiva-ofensiva y valorativa, se sustentará en juicios duales: considerará negativo todo lo que quiebre, debilite o cuestione esa idea y positivo todo lo que la confirme y afiance. No puede ser de otro modo, pues considera que su identidad, seguridad y afirmación personal dependen del reforzamiento de dicha idea.
¿Y que pasa con el ego?
Dice Monica Cavallé[1] al respecto: … “habrá
condicionado su plenitud al logro de ciertas cualidades, experiencias,
situaciones, objetos o estados; habrá subordinado el puro y gratuito gozo de
ser a ser esto y a no ser lo otro, a ser de una determinada manera. Apegado a
estas condiciones (que, de modo más o menos consciente, ha decidido
establecer), en definitiva, apegado a su auto-imagen, preferirá tener razón a
ser feliz: ser infeliz con un “porqué” a ser feliz “sin porqué” ... “En
otras palabras: el ego objetiva la alegría. La objetiva en estados, personas,
objetos y situaciones específicas. Salvo en escasos momentos de auto-olvido - en
los que la vida “le sorprenda”-, desconocerá lo que es su naturaleza esencial:
la alegría inmotivada y sin porqué” … “incluso estos momentos rara vez
lo devolverán a sí mismo, pues los transformará en objetos, es decir, les
buscará un porqué, convertirá ese porqué en una nueva condición de su plenitud.”
“En
la No Dualidad saborea una bienaventuranza pura, sin causa, no diluida. Es
feliz totalmente consciente de que la felicidad es su propia naturaleza y de
que no necesita hacer nada ni luchar para asegurarla. La felicidad está con él
más real que el cuerpo, más cerca que la propia mente. Usted imagina que sin
causa no puede haber felicidad. Para mí, depender de algo para ser feliz es la miseria
absoluta.”
Al respecto Nisargadatta[2] dice: “… El placer y el
dolor tienen causas, mientras que mi estado es el mío propio: totalmente no causado,
independiente, inexpugnable” …
Quizás pienses: …Yo vivo en un mundo de realidades,
mientras que el tuyo es de imaginaciones, a eso te respondería: … tu mundo es
personal, privado, incompartible, íntimamente tuyo. Nadie puede entrar en él,
ver como tú, oír como tu oyes, sentir tus emociones y pensar tus pensamientos… en tu mundo estás verdaderamente
solo, encerrado en tu sueño siempre-cambiante que tomas por vida, el mundo de
la No-Dualidad es un mundo abierto, común a todos, accesible a todos. En ese
mundo hay calidad real, el individuo es lo total, la totalidad, experimentamos
todos instantes de plenitud, sin deseo, sin voluntad de llenar un vacío, sin la
menor sensación de “carencia”.
Por último, te dejo unas reflexiones de Monica
Cavallé:
“… Durante el sueño, el
soñador está totalmente identificado con su mundo onírico (mundo que surge de
su conciencia, acontece en su conciencia y es de la naturaleza de su conciencia)”.
“…El despertar supone la toma de
conciencia de la ilusión de ese estado con relación al nuevo estado de
conciencia adquirido: el estado de vigilia y la realidad que le es propia. De
modo análogo, la percepción ordinaria que el yo separado tiene de sí y del
mundo se desvela ilusoria desde el estado de conciencia supremo en que se realiza
la identidad”…
“…Sólo cuando se sabe que se es esclavo, es
posible liberarse. Sólo cuando el yo toma
conciencia de que está dormido, tiene la
posibilidad de despertar. Más aún: esta toma de conciencia es el acto de libertad
por excelencia, la acción de lo incondicionado.”
“Saberse dormido es dejar estarlo. Y el que
el hombre tenga a mano siempre la posibilidad de esta toma de conciencia indica
que su esclavitud, aunque efectiva en sus resultados, en último término no es
tal.”
¿Te animas a
vivenciar este estado no-dual y observar el entorno desde allí?
[2] Nisargadatta Maharaj (17 de abril de 1897 – 8 septiembre de 1981) fue un gran maestro
espiritual de la corriente Advaita. Su enseñanza es admirada por ser directa,
provocativa y radical. Considerado por muchos como un iluminado, su obra más
conocida es I am that (Yo soy eso). Ref: https://es.wikipedia.org/wiki/Nisargadatta_Maharaj
Muy profundo, serio y util. Gracias
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