VidaPlena

lunes, 11 de diciembre de 2017

La Mente y su dialogo interno


Comúnmente cuando hablamos de la mente no tenemos una idea clara a que nos estamos refiriendo por lo que comenzaré por definir que es:

La palabra proviene del latín mens, y hace referencia a una dimensión o fenómeno asociado al pensamiento, en algunos casos la mente es definida como la potencia intelectual de alma. 

La mente implica un conjunto de procesos y actividades que se desarrollan en la psiquis de manera consciente e inconsciente y que, en su mayoría, son de carácter cognitivo. 

Se trata de una facultad del cerebro que permite al ser humano recopilar información, analizarla y extraer conclusiones.

Podríamos concluir que la mente es responsable de la creación de pensamientos, el raciocinio, el entendimiento, la memoria, la emoción y la imaginación. Todas las habilidades cognitivas de una persona surgen de sus procesos mentales.

La mente no es el cerebro, si no que emerge de él como consecuencia de su funcionamiento, es el nexo que existe entre un estímulo que llega y la respuesta, ella es la encargada de procesar la información que recibimos, permitiéndonos responder y desarrollar cierta conducta.

Ella también es la responsable de nuestro diálogo interno que no son más que conversaciones que mantenemos con nosotros, lo que nos decimos, como nos decimos y las historias que nos contamos. 

Si te pones a observar, nuestra función principal es contarnos historias, y a través de las mismas componemos lo que pensamos que es la “realidad”.

Porque nuestra realidad es lo que creemos que es… 

María Zambrano [1] dice ... “La historia no es sino un diálogo, bastante dramático, por cierto, entre el hombre y el universo” ...

Este dialogo interno generalmente se da en forma inconsciente, siendo los interlocutores de nuestro diálogo interno, los pensamiento y sentimientos más profundos, que están teñidos por nuestras creencias y que tienen un gran impacto en nuestra vida, ya que definen la relación que tenemos con nosotros mismos, el resto del mundo y la forma cómo afrontamos y actuamos frente a situaciones de todos los días incluido deseos que queremos lograr.

Nuestro diálogo interno es constante y permanente, aunque no lo percibamos, por eso debemos estar atentos a aquello que nos decimos, pues es muy importante la calidad de los mismos, como lo he expuesto en varios post's anteriores:

Los pensamientos producen sentimientos, los sentimientos emociones, las emociones acciones y las acciones reacciones

Podríamos continuar diciendo que debemos estar atentos a nuestro diálogo, prestarle atención pues hay algunos tipos que debemos evitar, no son los únicos pero te servirán de ejemplos:

Edith Sanchez[2] en un post que puso habla de 4 tipos de diálogos internos [3]: ... "Los especialistas en el campo de la psicología, han clasificado en cuatro esos diálogos internos que operan como detonantes de angustia o ansiedad. Estos son: el catastrófico, el autocrítico, el victimista y autoexigente"
  • El catastrófico: la ansiedad surge al imaginar el escenario más catastrófico posible. Se anticipa a los hechos (que seguramente no sucederán) y los magnifica. Esto da como resultado una percepción errónea, que puede llegar a desencadenar una crisis de pánico. La frase esencial de este tipo de diálogo interno es: “todo puede convertirse en una tragedia cuando menos lo espero”.
  • El autocrítico: los rasgos que lo distinguen involucran un estado permanente de juzgamiento y evaluación negativa de su comportamiento. Enfatiza sus limitaciones y sus defectos. Esto lo lleva a volver ingobernable su vida. Tiende a ser dependiente de los demás y se compara con los demás para sentirse en desventaja. Envidia a quienes alcanzan sus metas y lo frustra ser incapaz de alcanzar las suyas. Las frases preferidas en este tipo de diálogo interno son: no puedo, soy incapaz, no lo merezco.
  • El victimista: esta modalidad se caracteriza por sentirse desprotegido y desesperanzado, lo que lo lleva a afirmar que su estado no tiene cura, que no hace avances en su progreso. Cree que todo va a seguir igual y atraviesa obstáculos insalvables entre lo que desea y él. Se lamenta de lo que son las cosas, pero no intenta cambiarlas. En el diálogo interno victimista aparecen afirmaciones como: nadie me entiende, nadie me valora, sufro y no les importa.
  • El autoexigente: en esta condición se promueve el agotamiento y el  estres crónico en función de la perfección. Es intolerante frente a los errores e intenta convencerse de que sus faltas obedecen a errores externos y no a él. Se desgasta pensando en que no alcanzó sus objetivos por falta de dinero, estatus, etc., a pesar de ser complaciente con todos. El autoexigente realiza un diálogo interno a través de frases como: no es suficiente, no está perfecto, no ha salido como me hubiera gustado, etc.

Partiendo de estos 4 tipos analicemos nuestro dialogo interno, pensemos en una situación real, o en algo que deseemos, por ejemplo, adelgazar, obtener algún resultado que deseamos, un ascenso en nuestro trabajo, etc.

Veámonos en esa situación, y observemos:

¿Qué pensamientos son los más recurrentes en nuestra cabeza respecto de esa situación?

¿Qué nos decimos respecto a esa situación, es positivo o negativo ese diálogo?

Con este ejercicio logramos hacer consciente cuál es nuestro diálogo interno, en caso de que el mismo esté dentro de los 4 tipos o similares mencionados antes, toma en cuenta lo que puedes hacer para mejorarlo:

Piensa que siempre hay un lado positivo en todas las cosas, por lo cual intenta ver la parte buena del mismo, reflexionando en lo que ves de positivo y no en lo pesimista de la situación, esto facilitará la eliminación de los temores y los miedos, reforzando nuestra confianza, llevándonos a incrementar nuestra autoestima y seguridad.

Debemos controlar lo que nos decimos, que el diálogo sea positivo y permanente, no olvides que la mente inconsciente es una mente de hábitos, por lo que la repetición de pensamientos positivos, de afirmaciones, etc. entrena a dicha mente en ese sentido que termina siendo un hábito. 

No juzgues, juzgar es una reacción de nuestro ego, es una calificación que hacemos de nosotros mismos, de nuestra capacidad y habilidad, y la mayoría de las veces al juzgar limitamos nuestra capacidad de realización.

El juzgarnos provoca en nosotros emociones tóxicas como rabia, desaliento, frustración, etc.

La herramienta que nos ayuda a no juzgarnos es el uso de palabras descriptivas, no calificativas de esa situación.

Concentración, la atención es la conciencia enfocada y concentrada, toma en cuenta que todo lo que experimentamos nos llega a través de la conciencia, y cuanto más conscientes seamos mayor cantidad de detalles de esa situación podemos ver y comprender, y, si nos concentramos en nuestro objetico y en cómo conseguirlo, nuestra mente entrará en calma ampliando nuestra posibilidad de lograr lo que nos proponemos.

Deja que ocurra, las más de las veces somos nosotros mismos que no permitimos que ocurran las cosas, por no aplacar nuestros pensamientos, debes ignorar los pensamientos negativos que te surgen, observando lo que parece interesante preparándote para experimentar, déjate llevar, deja fluir

Preggúntate: ¿qué es lo peor que puede pasar? y a partir de ahí, comienza a ver la parte positiva, si lo peor se transforma en una parte positiva en tu percepción, potenciarás el bienestar en tí.

Para mejorar tu vida comienza observando tu diálogo interno y transmutando los pensamientos negativos que detectas en positivos y acción, cuando nos hacemos conscientes de este tipo de diálogo interno constituye el primer paso para recobrar el control y evitar la percepción negativa de nosotros mismos o de nuestros conceptos que nos produce nuestro estado de ansiedad.

No es fácil modificar este tipo de reacciones frente a lo que consideramos amenazante, pero ten en cuenta que, sucede lo mismo cuando queremos cambiar un mal hábito como puede ser comer en exceso. Por supuesto, cambiar un mal hábito, requiere de determinación y esfuerzo, pero al final se consigue si ponemos suficiente empeño en ello. 

¿Te animas? 

Referencia:  http://www.mundocoachingmagazine.com/la-loca-de-mi-casa-asi-llamaba-sor-juana-ines-de-la-cruz-a-la-mente-a-su-dialogo-interno/


[1] María Zambrano Alarcón. (Vélez, Málaga, 22 de abril de 1904 - Madrid, 6 de febrero de 1991). Filósofa española.
[2]  Escritora y periodista colombiana. Ganadora de varios premios de crónica y de gestión cultural. Algunas de sus publicaciones son "Inventario de asombros", "Humor Cautivo" y "Un duro, aproximaciones a la vida"
[3] https://www.google.co.il/search?q=la+mente+y+su+dialogo+interno&ie=utf-8&oe=utf-8&client=firefox-b&gfe_rd=cr&dcr=0&ei=uqcrWsiVBKPL8ge264K4Bg

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