VidaPlena

sábado, 1 de febrero de 2014

Estamos en una nueva era

Quizás cuando leíste el titulo de este post pensaste que te iba a hablar de Acuario, o quizás pensaste que te hablaría de este nuevo año. No es de esto que quiero tocar en este post, el mismo es mucho más abarcativo, la era a la que quiero referirme es la que concierne a la percepción.

Estamos en una nueva era, en la que nos enfrentamos a una crisis de percepción que nos lleva a  un cambio de paradigma de perspectiva mundial.

Se habla mucho de paradigma y a veces creemos entender a que se refiere el término por lo que antes de continuar te voy a definir que es un paradigma, este término se refiere a como la sociedad global percibe lo que denomina realidad, desde esta perspectiva la crisis se refiere a la forma como percibimos la realidad y un cambio en la realidad misma. Aquí tiene que ver nuestras creencias sobre la realidad, en este punto nuestro cerebro y nuestros condicionamientos tienen un papel importante. 

Lo que llamamos realidad, se estructura en base a nuestras experiencias sensoriales. Solemos decir "ver para creer", y  existe si "se puede tocar", y la crisis de percepción de hoy, viene de la duda de que esto sea así, para comprender esto podemos tomar el ejemplo de cómo se entrenan los elefantes en la India.

Cuando el elefante es bebé se le ata en una pata una pequeña cuerda a una planta durante varias semanas. Cuando el elefante crece, se le ata con una cuerda similar a la original, éste no podrá escapar. Los psicólogos conocen a este fenómeno como "compromiso cognoscitivo prematuro", es un compromiso que hacemos con nuestro cuerpo/mente que, al final termina estructurando nuestra realidad, un condicionamiento.

Tú no tienes un elefante para probar pero puedes hacer este otro experimento. Toma un par de moscas y mételas en un frasco, cierra la tapa por unos 15 minutos y luego ábrela, veras que ninguna sale pues han establecido los limites de su lugar dentro del frasco.

 Así, lo que nos enseñaron a ver en nuestra niñez, es lo que conforma el programa base con el que vemos nuestra realidad actual; lo que no nos dijeron que existe, entonces, no es real para nosotros…

Aquí debemos entender cómo funciona nuestro sistema nervioso, este se desarrolla como respuesta a los estímulos nerviosos, esto crea una percepción del mundo, y esto estructura un sistema de creencias

El sistema de creencias, se va formando porque aprendes mediante los sentidos, ver, tocar, oler, oír, gustar; luego, el sistema nervioso, refuerza por repetición el sistema de creencias.

Nuestro sistema nervioso, ha sido programado para captar solo un fragmento de la realidad. Podemos decir que, el dicho "ver para creer", es al revés, "creer para ver"; por ello es que si no se cree en algo, no se puede ver.

Lo que percibimos, no es exactamente la realidad , no es el aspecto  real del mundo, sino nuestra interpretación, nuestra manera de mirarlo.

 El Dr. Miguel Ruiz[1] en su libro “Los cuatro acuerdos- un libro de la Sabiduría Tolteca”    dice:  “…Lo que ves y escuchas ahora mismo no es más que un sueño. En este mismo momento estás soñando. Sueñas con el cerebro despierto… Soñar es la función principal de la mente, y la mente sueña veinticuatro horas al día. Sueña cuando el cerebro está despierto y también cuando está dormido. La diferencia estriba en que, cuando el cerebro está despierto, hay un marco material que nos hace percibir las cosas en forma lineal. Cuando dormimos no tenemos ese marco, y el sueño tiende a cambiar constantemente…
…Los seres humanos soñamos todo el tiempo… Antes de que naciéramos, aquellos que nos precedieron crearon un enorme sueño externo que llamaremos el sueño de la sociedad o el sueño del planeta. El sueño del planeta es el sueño colectivo hecho de miles de millones de sueños más pequeños que, unidos, crean un sueño de la familia, un sueño de una comunidad, un sueño de un país y finalmente, un sueño de toda la humanidad. El sueño del planeta incluye las reglas de la sociedad, sus creencias, sus leyes, sus religiones, sus diferentes culturas y maneras de ser, sus escuelas, sus gobiernos, sus acontecimientos sociales y sus celebraciones…”

El Dr. Miguel Ruiz al hablar del sueño se refiere a los paradigmas que están en vigencia al momento que nacemos y que son los que la familia, escuela, sociedad nos enseñan, y esa enseñanza hace que percibamos el mundo de determinada manera.

Pues bien aquellos que hemos nacido hace más de veinte años hemos sido enseñados con paradigmas  que en este momento estaban vigentes y que hoy están en crisis, esos paradigmas son los que el Dr. Deepak Chopra denomina “El Mito del Materialismo”.

Como te dije más arriba estamos en una nueva era, en la que nos enfrentamos a una crisis de percepción que nos lleva a  un cambio de paradigma de perspectiva mundial.

Por otro lado se sabe que la percepción de la realidad cambia según las diferentes especies de animales o insectos, el perro, puede oler y oír sonidos que no captamos los humanos, una serpiente, siente su medio más en infrarrojo, el murciélago se orienta en su vuelo a través del eco del ultrasonido, las abejas, no perciben los colores como nosotros, pero pueden ver el ultravioleta, la abeja no ve la flor, sino la miel a distancia.

Y aquí aparece la pregunta: ¿cuál es el verdadero aspecto, la verdadera textura, el verdadero sonido?. La respuesta es que hay infinitas posibilidades coexistiendo al mismo tiempo, nosotros estructuramos la realidad perceptual.

Todo lo creamos mediante nuestra interacción. 
Todo lo creamos mediante nuestra creencia. 

Por lo que en lugar de “ver para creer”, en este nuevo paradigma la sentencia es “creer para ver”.

Y aquí te quiero comentar lo que los hombres de ciencia en la actualidad bajo el paraguas de este nuevo paradigma afirman que todo lo que percibimos, proviene de cuatro fuerzas básicas del Universo: la gravedad, que hace que el mundo gire y mantiene unido al planeta; la electricidad, que produce luz, calor, etc.; el magnetismo, que hace que funcione el televisor y demás cosas tecnológicas modernas; y la gran fuerza que mantiene unido el núcleo del átomo y es una fuerza tan grande, que da la impresión que en verdad existe la materia, esta fuerza es responsable entre otras cosas de la radiactividad y la transmutación de los elementos.

Sostienen que estas cuatro fuerzas, provienen de una única fuerza dentro de la naturaleza y la llaman "Campo Unificado" y nosotros también somos parte de ese campo, porque ese campo es todo lo que hay.

Quizás te resulte difícil asimilar este concepto, pero a poco que te adentres en este paradigma en forma consciente veras que esta afirmación es la acertada.

Siguiendo esta línea de pensamiento ellos dicen que el espacio, el tiempo, todo lo que llamamos universo material, se encuentra estructurado como resultado de la fragmentación y expresión de estas fuerzas naturales denominando a este proceso "fragmentación simétrica", y su expresión es lo que llamamos "objetos materiales", separados unos de otros en un espacio, en un tiempo. Pero en realidad, lo que experimentamos como materia, es algo que sólo sucede en la consciencia.

Por lo que te repito la frase que puse más arriba: …por lo que en lugar de “ver para creer”, en este nuevo paradigma la sentencia es “creer para ver”.

Como conclusión a todo lo expuesto los científicos indican que todo el mundo exterior, se compone simplemente de campos energéticos, y estos son en realidad, un solo campo.

El espacio y el tiempo, también son parte de este campo energético. De alguna manera, este campo se fragmenta mediante la percepción. Podemos convertir este campo energético en experiencia de sonido, gusto, forma, color, etc. Luego, el proceso de rotulado, se lleva a cabo en nuestra propia consciencia, y a partir de este campo, tenemos el mundo material que percibimos. Pero realmente, el exterior no es así. Sólo es así dentro de nuestra mente.

  El viejo paradigma, está basado en experiencias sensoriales, dice que existe en el exterior un mundo objetivo, que es indiferente del que lo percibe, que está compuesto, al igual que los seres humanos, de trozos de materia separados unos de otros en el espacio y en el tiempo.

El nuevo paradigma dice, que el mundo no es material, que está compuesto de campos energéticos, que provienen de un campo inmanifiesto subyacente. El espacio y el tiempo, son parte de este campo. En el nuevo paradigma, la mente y la materia, son esencialmente lo mismo; la experimentación del campo, subjetivamente, consiste en la mente, y objetivamente, en el mundo de los objetos materiales.

En el viejo paradigma, la mente está atrapada en el cerebro, la inteligencia se localiza en el sistema nervioso, en el cuerpo.

En el nuevo paradigma, la mente no está atrapada en el cerebro, ni siquiera en el cuerpo, se extiende más allá del alcance del cosmos. Es infinita, sin límites. La inteligencia no se puede localizar, sólo sus expresiones. Se pueden encontrar expresiones en formas y fenómenos localizados, pero todo el Universo, está dentro de ese campo inteligente.

Este nuevo paradigma, significa un cambio muy importante. La idea, cuando recién aparece, no se encuentra localizada, está en todas partes.   Ahora sabemos que cualquier valor de atención que tengamos de cualquier cosa, está en todos lados simultáneamente. Así es como creamos nuestra experiencia del mundo.

El mundo físico que experimentamos en este momento, es el resultado de la consciencia colectiva. Si la cambiamos, también cambiará el mundo.

Muchos estudios demuestran que, cuando grandes grupos de personas llegan a este nivel y lo trascienden juntos, el entorno físico, comienza a cambiar, porque somos parte de una filosofía cósmica. Si nuestra mente cambia, cambia también la mente global. Porque nosotros somos eso, somos parte de este campo.   

Podemos decir entonces que, la consciencia no es el
Hiperfenómeno de la materia, sino todo lo contrario:
la materia es el hiperfenómeno de la consciencia.

Nosotros, como sucesos cuánticos en un campo unificado, somos inteligencia que aprendieron a crear todo este Universo; y, por lo tanto, nosotros como seres humanos, no estamos contenidos en nosotros mismos, sino que, somos en realidad puntos focales en el campo unificado, interconectados (sin solución de continuidad) con los patrones de inteligencia que atraviesan todo el cosmos. 

Es tal esa relación, que nuestros cuerpos no poseen límites definidos, no estamos separados. Nuestras necesidades no son por lo tanto, totalmente interdependientes.

Somos un modelo cambiante, pulsante, de todo el proceso. Nuestro cuerpo es parte del cuerpo universal.

Como dice el Ayurveda "Así como es el átomo, así es el Universo", "Así como es el microcosmos, es el macrocosmos", "Así como es arriba, es abajo", etc. 

El tiempo no existe, sólo existe la eternidad. Nosotros creamos el tiempo como resultado de nuestra percepción de cambio. Metabolizamos nuestra experiencia del tiempo como cambios fisiológicos.

La entropía y el envejecimiento son expresiones de la metabolización del tiempo. El modo en que metabolizamos el tiempo, provoca la biología del envejecimiento.

"Si nuestra atención está sobre lo relativo, todo el tiempo
experimentamos cambio. Si nuestra atención está siempre sobre lo
absoluto, entonces lo relativo, sólo va y viene; pero no
experimentamos esa entidad". Maharishi[2]. 

Si pudiéramos conocer esto mediante la experiencia y no solo intelectualmente, entonces, desaparecerían todos nuestros problemas porque nos daríamos cuenta, que no somos seres humanos con experiencias espirituales ocasionales, sino que, en verdad, somos seres espirituales, con experiencias humanas ocasionales. Y este cambio básico de percepción, cambiaría completamente nuestra manera de interactuar entre nosotros, cambiaría todo nuestro Universo y cómo lo experimentamos.

Eduardo Seleson







[1] Miguel Ángel Ruiz (nacido en 1952) es un autor mexicano de textos espiritualistas neochamanísticos, influido por Carlos Castaneda.  Su más famosa e influyente obra es Los Cuatro Acuerdos, fue publicado en 1997y ha vendido cerca de 4 millones de ejemplares.    
[2]Maharishi Mahesh Yogui  (Yabalpur 12 de enero 1917- Vlodrop  5 de febrero 2008) (Yabalpur, 12 de enero de 1917  fue el seudónimo de Mahesh Prasad Varma, gurú religioso de la India, fundador del movimiento Meditaci[on Trascendental   con presencia en numerosos países de America, Europa y Asia.

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